Cruzar la pierna al sentarse es para muchas mujeres una reacción casi inmediata, al ser en apariencia una de las posiciones más cómodas que puede adoptar el cuerpo en reposo. Esto se debe a que permite que las piernas descansen al colocar el peso de un muslo por encima del otro, permitiendo que se estire y relaje. Además, a esta postura se le ha dotado con una connotación elegante, femenina e incluso sensual, por eso se replica en revistas de moda, películas e imágenes publicitarias. Pero más allá de su implicación estética y lenguaje corporal, varios estudios médicos se han dedicado a prevenir a las mujeres acerca de los problemas que esta posición puede provocar en el cuerpo.
Uno de los principales daños a la salud provocados por una mala postura al sentarse, fue revelado por un estudio realizado por la Universidad de Queensland, Australia, que afirma que la inactividad y el sedentarismo de los músculos los debilita en diversas partes del cuerpo. Así que mientras más tiempo pasas con las piernas cruzadas más se prolongará el daño que puede afectar tu salud y causar alguno de los siguientes problemas que podrás evitar simplemente cambiando de posición y despidiéndote de un mal hábito.
1. Puede provocar obstrucción sanguínea.
La posición de las piernas cruzadas ocasiona que las arterias no distribuyan correctamente la sangre por el cuerpo, por lo que se pueden provocar dolor y mareos. Esta postura afecta la circulación principalmente porque las venas son estructuras tan suaves que una presión ligera puede interferir con su trabajo. Los médicos recomiendan que las personas con riesgo de sufrir coágulos sanguíneos eviten cruzar las piernas, especialmente por períodos largos de tiempo, para evitar una trombosis venosa profunda.
2. Causa entumecimiento.
Debido al lento flujo sanguíneo que se complica al presionar las piernas por períodos largos de tiempo, se presentan síntomas como cosquilleo y entumecimiento, lo que puede ser más severo al utilizar ropa o zapatos ajustados.
3. Ocasiona problemas en la espalda.
Esta posición no permite un correcto balance del cuerpo, por lo que mantiene la columna forzada en un movimiento que no le resulta natural. Esto ocasiona dolor de espalda, ya que la mala postura impide que la espalda se mantenga recta y la cadera esté alineada con el asiento. Si esto no se corrige puede ocasionar mala postura al caminar.
4. Eleva la presión sanguínea.
Al sentarse con las piernas cruzadas, se mantienen presionadas las extremidades y esto inevitablemente provoca un aumento en la presión cuando al poner una rodilla sobre la otra la sangre se envía de las piernas hacia el tórax, generando mayor sangre bombeada desde el corazón.
Esto se comprobó en un estudio realizado por una clínica especializada en hipertensión en Turquía, que puso a prueba la presión sanguínea de los participantes, misma que se elevaba cuando estos cruzaban las piernas, aunque volvía a la normalidad tan sólo tres minutos después de sentarse con ambos pies en el piso. Cabe mencionar que cruzar las piernas a la altura de los tobillos no produce el mismo efecto que cruzarlas una rodilla sobre otra.
5. Fomenta la aparición de várices.
Cuando sentarte en esta posición se ha vuelto una costumbre, la obstrucción sanguínea es continua y afecta las válvulas al estancarse la sangre, eso es lo que provoca que aparezcan várices, aunque en ello también influyen factores hereditarios y hábitos de ejercicio.
De acuerdo a la doctora Heidi Waldrof del Centro Médico Mount Sinai de Nueva York, cualquier obstáculo que bloquee el retorno de la sangre del sistema circulatorio de las piernas al corazón ejercerá presión en las venas, esto ocasionará que se estrechen y expandan, cuya consecuencia será la aparición de várices en las piernas.
6. Daña las articulaciones.
Las más afectadas son las articulaciones de las rodillas y los tobillos, por ser los que se doblan y tuercen por un período prolongado de tiempo, ocasionando dolor y cansancio crónico. Además, sentarte en esta posición también hace que la articulación de tu cadera salga del eje, provocando que se desplace el muslo ligeramente de su posición inicial, lo que con los años hará que no encajen como antes la cabeza del fémur y la cavidad del hueso ilíaco.
7. Provoca parálisis del nervio peroneo.
Esta patología es resultado de mantener una misma postura durante muchas horas, también puede ocurrir si estás sentado en otra posición pero sin cambiarla durante un largo rato. Sin embargo, está comprobado que la posición que la provoca con mayor frecuencia es sentarse con las piernas cruzadas.
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