¿Dónde quedan todos los sentimientos, aquellos días por vivir juntos que nunca llegaron y las palabras que jamás se mencionaron cuando termina una relación? ¿Qué es del amor cuando su expresión debe negarse para siempre, una vez que un romance llega a su fin? El mundo podría estar repleto de letras, palabras y lágrimas que por dignidad o coraje, por orgullo o cobardía, nunca llegaron a su destinatario. ¿Qué será de todo lo que no dijeron los amantes una vez que les rompen el corazón?
Parece que el destino obliga a desaparecer en esos duros momentos, a evaporarse como el agua de lluvia en un día soleado, a pesar de que las nubes y los pasajes tristes perduren mucho tiempo más. En realidad, todo aquello que no se dice se guarda en la memoria, permanece inmerso en las sensaciones, en los recuerdos y en todos aquellos sitios comunes que remiten con añoranza a lo que alguna vez fue. Estos son testimonios reales de lo que algunas personas se guardaron y no dijeron a quien les rompió el corazón:
“Me habías jurado que siempre íbamos a estar juntos, que estarías para mí e incluso salimos de un problema muy fuerte unidos, con el amor como base. No me duele tanto lo que hiciste, sino la cobardía y el silencio con que enfrentaste los tiempos difíciles. Entre tanto hielo, era imposible aguantar con el corazón en pie”.
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“No olvidé decirte que aún conservo cada uno de los momentos especiales en mi memoria, simplemente nunca quise hacerlo. Desde aquella tarde mágica de viernes de hace más de diez años en que mi mundo cambió para siempre, hasta la tarde de jueves en que todo terminó, tan sencillo, tan simple como un “no te sientas mal, ¿quieres un helado?”. No te dije que desde entonces una parte de mi corazón se secó y no admite más visitas”.
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“Nunca le dije que mi corazón aguantó estoico embestida tras embestida, tal vez mucho más que lo que cualquiera puede aguantar y ese fue únicamente mi error. Le expresé que luché durante mucho tiempo con una voluntad inquebrantable, con un deseo que rompía con cada golpe pero se armaba enseguida, que increíblemente tomaba fuerza de donde no había para seguir ilusionado, casi intacto como siempre, pero evité decirle que hasta el último momento viví profundamente enamorada de una ilusión, de la persona que siempre deseé que fuera y nunca pudo ser”.
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“No le dije que, ciertamente, no fue lo mejor de mi vida. Que tal vez lo que pasó fue lo mejor, porque de otra forma nunca hubiéramos tenido el valor para aceptar que no fuimos, no somos y no seremos. Lo mejor de todo y con lo único que me quedo y nunca dije a quien me rompió el corazón, es que aprendí que no quiero repetir los mismos errores que cometí con él”.
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“Aunque no lo creas, me enseñaste muchas cosas, como que a veces no se debe cambiar la página sino cerrar el libro y guardarlo en el estante, que no se deben regar las flores que jamás florecerán, que no valgo menos que otras personas por mi físico, forjaste gran parte de mi personalidad ya que me di cuenta que no todos merecen la pena, gracias por enseñarme precisamente lo que no es el amor”.
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“Gracias por compartir conmigo tantas alegrías como sueños rotos. Me hiciste ver la vida desde otro punto de vista y negarte como una persona necesaria para entender la historia de mi vida sería gran mentira. Al final, entendí demasiado tarde la lección y durante mucho tiempo no fui sincera con lo que hacía, ni siquiera sabía que deseaba realmente. Cuando intenté recomponer el camino fue demasiado tarde y aunque creo que yo fui quien te rompió el corazón primero, al final pasé por ese infierno de nostalgia y coraje de todo lo que hice mal y no supe cómo cambiar”.
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“Hoy me doy cuenta que todo lo que vivimos fue sólo una ilusión. Me enamoré de una idea y no de quien realmente eras. Me dejé llevar por esa capacidad de envolverme entre tus falsas promesas y lo peor es que todo lo creí. A pesar de que la realidad era muy distinta a lo que imaginaba, no puedo negar que fui muy feliz, pero todo tiene un principio y un fin, y el nuestro llegó de golpe”.
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“Entre todo lo que le escribí, me quedé con muy pocas cosas guardadas, pero con las más importantes. Entre todo lo que destruyó, gracias a un necio corazón y falta de coraje de mi parte, estaba esa felicidad que se hizo latente pocas veces, pero tenía un potencial inmenso. ¿Qué es lo que guarde para mí temiendo que también lo destruyera? Los recuerdos, cada instante que atesoro con precisión en mi memoria, el único sitio donde no puede entrar y romper con todo a su voluntad. A pesar de que muchos son de su autoría, me corresponden a mí y así los conservo”.
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Y tú, ¿qué fue lo que no le dijiste a quien te rompió el corazón? La poesía es un gran remedio para el mal de amores. Lee estos 13 poemas para dedicarle a quien nos rompió el corazón y destrozó el alma para que puedas sacar todo eso que llevas contigo y te sigue haciendo daño. La música es otro bálsamo que hace llorar y reconforta a cualquier persona, escucha estas canciones para superar una ruptura amorosa y recuerda que cuando menos te lo esperes, el amor tocará a tu puerta de nuevo.
