A través de los años han surgido enfermedades tan potentes que aniquilan a miles de personas en cuestión de días. En la Edad Media, cuando la razón y el conocimiento eran nublados por la religión, las personas pensaban que las epidemias eran la forma como Dios castigaba a los hombres por sus pecados. Uno de estos castigos divinos era el ergotismo gangrenoso, el cual fue llamado fuego de San Antonio o fuego sagrado.
Esta enfermedad es provocada por un hongo ascomiceto parásito que se encuentra en gran número de cereales. Debido a su forma, una protuberancia de color negra en forma de cuerno, se le conoce como “cornezuelo del centeno”. Éste contiene numerosos alcaloides basados en la estructura del ácido lisérgico, una de las drogas alucinógenas más potentes y que hoy conocemos como LSD.
De acuerdo con el investigador Antonio Quesada Díaz de la Universidad de Granada, las personas que consumían pan hecho con harina contaminada se enfermaban de ergotismo gangrenoso, cuyos síntomas son dolores de quemazón en los miembros, acompañados de un posterior necrosis que culminaba con el desprendimiento de las extremidades del cuerpo. En esa doloroso transición de la vida a la muerte, los enfermos padecían fuertes alucinaciones, episodios de delirios y demencia.
En el año 857 se registró una epidemia de ergotismo en el valle de Rhin, en la que las personas perdían sus miembros antes de morir. En el año 945 se registraron 20 mil víctimas en la región de Aquitania y para 994 perecieron otras 40 mil en Francia. Fue en 1093, bajo las órdenes de Gaston de la Valloire, que se fundó la orden de los Hermanos Hospitalarios de San Antonio quienes dedicaron su vida a tratar a los enfermos de ergotismo, por esa razón, describe la investigación de Antonio Quesada, la enfermedad pasó de ser conocida como fuego sagrado a fuego de San Antonio.
La orden construyó cerca de 370 hospitales que fueron llamados como “hospitales de los desmembrados” porque en su entrada se exhibían los miembros amputados de los enfermos. Fue así como miles de personas, de diferentes partes de Europa, peregrinaban hasta este recinto sagrado en donde terminaban de morir o se recuperaban. El tratamiento que les salvaba la vida era una dieta con comida saludable, es decir, pan que no estaba hecho de centeno.
Esta enfermedad tenía brotes intermitentes en todo el mundo, hasta que en el siglo XIX se aplicaron políticas para separar el hongo del centeno, así como la introducción del pan blanco de trigo. Aunque posteriormente se registraron casos en Etiopia, Alemania e Inglaterra, el parásito fue controlado y estudiado por diferentes científicos, entre ellos, Albert Hofmann quien es mundialmente famoso por sintetizar el LSD.
Albert Hofmann extrajo del cornezuelo un compuesto llamado ergotamina, el cual usó para crear ácido lisérgico. En el libro “LSD. Cómo descubrí el ácido y qué pasó después en el mundo”, Hofmann explica su trabajo en el laboratorio:
«El ácido lisérgico demostró ser una sustancia de fácil descomposición, y su combinación con restos alcalinos ofrecía dificultades. Finalmente encontré en el método conocido como síntesis de Curtius un procedimiento que permitía combinar el ácido lisérgico con restos básicos. Con este método produje una gran cantidad de compuestos de ácido lisérgico. Al combinar el ácido lisérgico con el aminoalcohol propanolamina surgió un compuesto idéntico a la ergobasina, el alcaloide natural del cornezuelo. Había tenido éxito, pues, la primera síntesis parcial de un alcaloide del cornezuelo (síntesis parcial es una producción artificial en la que se emplea, sin embargo, un componente natural; en este caso el ácido lisérgico)».
Hoy el LSD no desencadena las temibles consecuencias del cornezuelo centeno, sin embargo, comparten el potente factor alucinógeno. Si no fuera por Hofmann, el compuesto hubiera seguido con su halo mortal, aunque también es necesario saber que esta droga puede causar daños adversos en la salud de las personas.
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Referencias
“El cornezuelo del centeno a lo largo de la historia: mitos y realidades”, Antonio Quesada Díaz y Antonio Ortega Díaz. Departamente de Botánica. Facultad de Ciencias. Universidad de Granada.
“LSD. Cómo descubrí el ácido y qué pasó después en el mundo. Albert Hofmann