No es a quien crees ni a quien quisieras… Tampoco se trata exactamente de memes, sino de sus antecesores: las caricaturas de sátira política. Muchos han visto en la generación de memes actuales una evolución de la caricatura. Esta comparación puede ser un tanto injusta para el arte gráfico —que, por supuesto, es superior en todos sentidos—, sin embargo, la analogía versa en la capacidad de ridiculizar a un personaje de manera masiva por medio de una imagen.
Contrario a lo que podríamos pensar, las críticas mordaces a las grandes figuras de poder no es, en absoluto, un fenómeno nuevo. Prueba de ello, es Francisco I. Madero. Muchos historiadores han sostenido que fue la prensa satírica quien terminó con sus días.
A principios del siglo pasado, la caricatura tenía un impacto sin precedentes. La razón de ello —según María Teresa Camarillo, investigadora de la UNAM— es que era la manera más eficiente de llegar a las personas que no sabían leer ni escribir —que eran la mayoría de la población mexicana—.
Otra razón es que Madero ayudó mucho a proporcionar el material para su propia burla, no de manera voluntaria, claro. Algunas razones de ello, fueron las siguientes:
+ No era ningún secreto su convicción en la doctrina espiritista. Para una sociedad profundamente católica como era entonces la nuestra, se le tomaba por “un loco que se comunicaba con los muertos”. La verdad es que sus inclinaciones de fe no era sólo un rumor; en Coahuila fundó la Sociedad de Estudios Psíquicos de San Pedro.
+ También habían fuertes rumores de que se “aconsejaba” de su familia para tomar decisiones importantes sobre la vida nacional, esto le quitó mucho prestigio y confianza.
+ Por otra parte, su origen burgués —al haber nacido en un a familia acaudalada— le había facilitado el hecho de estudiar en el extranjero, cosa que muchos campesinos y obreros vieron con desconfiados ojos. Además, su padre había pertenecido a la élite política de su tiempo y había sido uno de los empresarios más portentosos del norte del país.
+ Pese que tenía una fuerte amistad con Francisco Villa, cuándo este fue detenido, ignoró todas sus peticiones de ayuda.
+ Aunque se asumía en oposición al régimen autoritario de Porfirio Díaz, cuando llegó a la presidencia, era un secreto a voces que mantenía tratos con gente afín al exdictador. Cuando esto sucedió, toda la empatía de los revolucionarios se vino abajo.
+ Tampoco el gobierno estadounidense veía con buenos ojos el gobierno de Madero por las restricciones que su mandato implicaba para la inversión extranjera.
+ La Decena trágica ocurrida en 1913 al mando de Manuel Mondragón parecía haber sido predicha por estas sátiras. Por medio de la caricatura, en opinión de los historiadores, se anticipó el golpe de Estado y el posterior fusilamiento de Madero.
+ Otro aspecto fundamental fue la situación de la prensa en tiempos de Madero. Esto se explica porque, a diferencia de Porfirio Díaz, Madero no subsidió la prensa, por lo que ésta no sólo se sintió libre sino justificada para lanzar críticas encarnizadas.
Ante ello Armando Bartra, investigador de la UAM, explicó para El Universal:
«El problema no es que hagan crítica de derecha, la caricatura política por esencia es feroz, es la sarna del poder, y tiene que arder, dar comezón, molestar. El problema es que era una caricatura política mercenaria, al servicio del poder, al servicio de quien pagaba, una caricatura de derecha no de las convicciones. Fueron corresponsables de alimentar con caricaturas —otros lo hacían con textos, otros con esquetches en teatro—, de ser cómplices de los poderes fácticos, en hacer crítica por una paga». El investigador recuerda que los protagonistas de esta ola crítica estuvieron Ernesto El chango García Cabral, Rafael Lilo y José Clemente Orozco. Habría que agregar a Santiago R. de la Vega.
En diarios como El Ahuizote Jacobino, y Los Sucesos Ilustrados, El Debate, Frivolidades y El Colmillo Público, Multicolor, La Risa, La Sátira, circulaban estas imágenes.
«Hija de los bajos fondos de la política, así como de la cultura de la pobreza en las barriadas de la misma ciudad capital, esta prensa se debía enteramente a las pasiones e intereses del poder y se le empleó para destrozar las aspiraciones individuales por medio de la ironía, diseminar el descrédito y la duda por medio del ridículo, y abrir un hoyo en la mera confianza de los ciudadanos» explica Antonio Saborit para Letras libres.
¿Fueron estas ridiculizaciones las causantes del asesinato de Madero? Probablemente no la razón principal, pero sí abonó a la construcción del descontento social y la legitimización para su salida del poder.
No es difícil ver cómo la generación de contenido visual puede derrumbar por completo la imagen “respetable” de las figuras de autoridad. Es un fenómeno que sucede hoy y seguirá sucediendo quizá con más fuerza en los años siguientes.
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