México vive en un país pluripartidista, a diferencia de Estados Unidos u otras naciones que se rigen bajo un modelo bipartidista (únicamente dos partidos), donde esos partidos tienen gran tradición.
La historia de México es un tanto compleja por diversas razones, principalmente los distintos intereses y conflictos políticos que se han presentado a lo largo de la vida del país. También resulta complicado hacer un recorrido de la historia de un partido tan viejo y tan grande como lo es el PRI.
Bajo el régimen de Porfirio Díaz (1877-1911) México había logrado altas tasas de crecimiento económico, pero ello a costa de un inequitativo reparto de la riqueza y de una creciente dependencia hacia el exterior.1
General Porfirio Díaz
La caída de Díaz fue originada por el enfrentamiento armado de la Revolución Mexicana, que culminó con la promulgación de la Constitución de 1917. La revolución de 1910 constituyó un movimiento armado que trastocó el orden de cosas existentes para dar paso a un nuevo régimen, con el decreto de la Constitución de 1917, primera en el mundo en incorporar reivindicaciones agrarias y sociales.
México no tenía un camino bien estructurado para cumplir con su destino democrático. Había que diseñar instituciones que le dieran sustento; transitar, paso a paso, sobre vías propias y adecuadas a nuestras condiciones, e imaginar los nuevos derroteros después de cada conquista. Fue así que surgió una nueva idea de partido político en el país.
El Partido Revolucionario Institucional no nació de la nada y no nació con ese nombre. A través de los años ha sufrido tantas transformaciones, desde el mismo nombre como en ideología y principios.
A principio de 1929, cuando México procesaba las facciones revolucionarias, entre las que se encontraban: los Carrancistas, Villistas, Obregonistas, Zapatistas y otras más que entraban a la etapa de las instituciones políticas, surgió el 1 de marzo de 1929 gracias a Plutarco Elías Calles, el Partido Nacional Revolucionario (PNR).
Al PNR pertenecieron civiles y militares que habían luchado en la primera revolución social del siglo XX, a favor de los principios: no reelección y de la democracia y la justicia social.
Nueve años más tarde, después de la ruptura entre el general Plutarco Elías Calles y el entonces Presidente Lázaro Cárdenas, se realizó un cambio en las directivas del partido a nivel nacional, y en sus filas se incluyó a varias centrales obreras del país que hasta entonces estaban oficialmente fuera del partido; se cambió el nombre de la institución por el de Partido de la Revolución Mexicana (PRM).
Acorde a las circunstancias históricas de aquél, entonces PRM, se transformó en un partido de masas bajo el lema “por una democracia para los trabajadores”. Lo logró abriendo los espacios políticos que reclamaban los sectores medios de la población, haciendo lo posible al concretar la alianza del pueblo a través de los grandes sindicatos, agrupando a los campesinos, conjuntando a las organizaciones populares y, también, uniendo en un sólo organismo las “Federaciones y Frentes de jóvenes”.
Finalmente, en 1946 el PRM se convirtió en lo que hoy conocemos como el PRI con dos objetivos principalmente: conservar la hegemonía gubernamental y la creación de un nuevo modelo económico abiertamente capitalista que le permitiera a México industrializarse, y en el contexto del fin de la Segunda Guerra y los inicios de la Guerra Fría, optar por una posición en la política internacional a lado de las “democracias”, es decir, de conformidad con los Estados Unidos.
Durante las primeras cuatro décadas de gobiernos emanados de los Partidos Nacional Revolucionario, de la Revolución Mexicana y Revolucionario Institucional, el país logró altas tasas de crecimiento económico (El milagro Mexicano). La estabilidad política y económica fue el origen del término milagro mexicano. Por estas razones y por una débil oposición, el dominio del PRI fue casi absoluto tanto en el ámbito federal como en los ámbitos estatal y municipal en todo el país.
Presidente Manuel Ávila Camacho
Distintos analistas, sin embargo, consideran que el dominio casi total del PRI obedecía a su capacidad para controlar tanto la legislación como la organización y los procesos electorales. En la década de los sesenta, el PRI perdió elecciones municipales, en capitales de estados del norte de la República, que dieron inicio a un largo ciclo de reformas electorales iniciando en 1963 con la creación de los “diputados de partido” y concluyeron en 1997. 2
Sin embargo, fue hasta 1989 que fue derrotado en la elección estatal de Baja California, cuando Ernesto Ruffo Appel, del Partido Acción Nacional (PAN), ganó. En 1988 el PRI sufrió la primera amenaza electoral seria a nivel federal por parte del Frente Democrático Nacional, una alianza formada por líderes de izquierda y ex miembros del PRI, entre los cuales destacaban Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez y que con los años formarían el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
La necesidad de contar con mejores cuadros dentro de la administración pública para emitir políticas públicas más racionales y administrar ésta más profesionalmente, atrajo a una nueva camada de funcionarios públicos, la mayor parte de ellos con estudios de posgrado, quienes desplazaron a la generación anterior, formada en las prácticas clientelares que habían caracterizado al partido.
El partido, con sus distintos nombres gobernaron prácticamente todo el país por 70 años. Y aunque hay varios ángulos para mirar al PRI, al partido se le considera como el “descendiente” de la Revolución Mexicana. Aquí habrá un fuerte debate con posturas muy distintas, pero esta es la historia de cómo el PRI ha estado al mando del gobierno por varias décadas.
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Referencias:
(1) El Heraldo, 2012.
(2) Aguilar, 1979.