De Tijuana a Quintana Roo y a través de serranías, volcanes y costas, la República Mexicana extiende su dominio y se presenta frente al mundo como una sola. El mariachi, el tequila, el español y la comida típica parecen productos propios de la mexicanidad, como si la población de todo el territorio se tratara de una masa homogénea con una cultura, pensamiento e ideología idéntica. Sin embargo, cualquiera lo suficientemente crítico sabe que no es así.
Los más de 62 pueblos indígenas de México, las personas citadinas, quienes viven en una población rural, los que tienen mayor influencia del norte, en la selva o en el desierto: cada uno se identifica culturalmente con una comunidad distinta que varía de idioma, tradiciones e historia en común. Incluso para algunos, la causa nacional significa la debacle de su cultura y la destrucción de la misma.
En el mismo sentido, España no es el único país en el que conviven decenas de naciones organizadas ante el modelo de un Estado moderno el cual pueden adoptar, o bien, mantenerse reacios a aceptarlo y buscar su emancipación.
En la historia de México distintos estados han intentado iniciar una vida independiente, especialmente durante el siglo XIX; sin embargo, sólo 3 consiguieron su autonomía política momentánea, pues dos de ellos volvieron a formar parte de México y uno se unió a los Estados Unidos. Conoce sus historias aquí:
La República de Río Grande
Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila del lado mexicano, además de una parte del sur de Texas, se unieron para formar la República del Río Grande y romper con el centralismo mexicano y estadounidense en 1840. Durante 11 meses y después de ganar distintas batallas al ejército mexicano en el norte del país, Laredo funcionó como capital e izó la bandera de la República hasta su caída y la firma de los tratados de paz en noviembre del mismo año.
Actualmente, la bandera y la breve historia de Río Grande se mantienen resguardadas en el Republic of the Rio Grande Museum, que funcionó como Palacio de Gobierno por unos meses para los separatistas.
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La Independencia de Yucatán
Yucatán se independizó exitosamente un par de veces: la primera ocurrió al mismo tiempo que la Independencia de México, cuando se sacudió el yugo de la corona española pero decidió ser independiente del resto del país por un par de años, mientras la segunda tuvo lugar en 1840, cuando decidió ser un estado soberano y rompió las relaciones que lo unían a la República Mexicana.
Yucatán proclamó una constitución propia en Campeche después de iniciar un movimiento federalista contra México que se prolongó durante un año, cuando la labor de mediación de Santa Anna llevó a su incorporación de nueva cuenta a territorio nacional; sin embargo, seis años más tarde la situación se repitió e inició uno de los conflictos más violentos que ha presenciado el país; la Guerra de Castas. En 1848 Yucatán se incorporó definitivamente a México.
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La anexión de Coahuila y el adiós de Texas
Al término del movimiento de Independencia de México, el territorio de Texas fue anexado al de Coahuila, causando malestar entre la incipiente población texana, que dada la lejanía con el centralismo nacional y los Estados Unidos, se consideraba una nación propia.
En 1836 y después del fracaso del ejército mexicano en su intento por sofocar la insurgencia, Texas declara su autonomía. Mientras México negó la Independencia de Texas tachándola de rebelde, el gobierno estadounidense rápidamente reconoció a Texas como un estado libre, apisonando el terreno para su anexión a la Unión Americana nueve años más tarde, en 1845.
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