“Si quieres correr, corre una milla. Si quieres experimentar una vida diferente, corre un maratón”.
Emil Zátopek
Cuando éramos pequeños no existía nada comparado con la sensación que correr nos daba: adrenalina, felicidad, cansancio que te lleva al éxtasis, alegría… y el sentimiento de ser, por un momento, inmortal. El viento en la cara, el cabello al aire y el sudor empapando la ropa y la piel eran uno de los mayores placeres que podíamos experimentar.
Algunos dicen que el súper poder que posee el hombre es el de correr grandes distancias; hay estudios y teorías que afirman que la línea de evolución del ser humano ha tenido como objetivo ser el corredor perfecto: resistente y constante. A diferencia de muchos animales, quienes poseen velocidad pero no resistencia, el hombre puede correr grandes distancias, durante mucho tiempo; si bien la velocidad no es nuestra fortaleza, sí lo es la capacidad de rápida recuperación. De no ser así, la gente no se inscribiría constantemente a carreras de todo tipo: 5, 10, 15, 21, 42 kilómetros (incluso hay quienes corren más de 100 km) que parecen eternos al inicio pero que, al cruzar la meta, te regresan esa sensación de inmortalidad que sentíamos de pequeños.
Probablemente has escuchado hablar sobre el Maratón, una carrera de 42.195 kilómetros, que tuvo su origen en la antigua Grecia.
Durante la guerra entre los persas y los griegos en el 490 a.C., una de las batallas se llevó a cabo en la ciudad de Maratón, a 37 kilómetros de distancia de Atenas, lugar donde las mujeres e hijos de los soldados esperaban a los guerreros volver victoriosos. Como en todos los conflictos, existía la posibilidad de la derrota, así que habían acordado que, de no tener noticias de victoria en 24 horas, ellas asesinarían a sus hijos para después suicidarse, pues los persas habían amenazado con sacrificar a los infantes y a las mujeres si ganaban la batalla.
Finalmente los persas fueron derrotados, lo cual les tomó más tiempo del calculado a los ciudadanos griegos, razón por la cual temían que, al no tener noticias, sus esposas cumplirían su parte del trato, así que enviaron a Filípides a informar y evitar alguna desgracia. Este personaje histórico, se dice, murió de fatiga al llegar y pronunciar, casi inaudible antes de perecer: victoria.
A pesar de que muchos historiadores dicen que la verdadera ruta que recorrió el héroe mítico fue la de 225 kilómetros hasta Esparta para pedir refuerzos (lo cual tendría más sentido como razón de muerte por fatiga), el mito se hizo famoso y la ruta de Maratón a Atenas cobró gran importancia, tanta que ha llegado a nuestros días; podríamos pensar que es lógico que esta carrera también fuera una de las competencias de los antiguos Juegos Olímpicos que se llevaban a cabo en Grecia, pero no hay ningún tipo escrito en el que se hable de ella como parte de las Olimpiadas.
Fue hasta 1896 cuando el barón Pierre de Coubertin incorporó esta carrera en las actividades de las Olimpiadas de Atenas, en honor al mito cuya distancia correspondía a los 37 kilómetros. En 1908, la reina de Londres dictaminó que el Maratón constaría de 42.195 km, ya que esa era la distancia que permitía que la meta estuviera frente al palco presidencial del estadio.
Los Juegos Olímpicos que se llevaron a cabo en Los Ángeles en 1984 pasaron a la Historia por haber sido la primera vez que el Maratón se incluyó como competencia para la rama femenil, después de que mujeres como Roberta Gibb en 1966 (sin dorsal) y Katherine Switzer en 1967 (con un número de la carrera) , desafiaran a las autoridades deportivas corriendo el Maratón de Boston cuando no se les permitía ser partícipes.
El ser humano nunca ha dejado de correr, pero en los últimos años cada vez más personas se incluyen al grupo de “locos” que salen a golpear el piso con sus pasos, así también la oferta en eventos deportivos, ropa y calzado ha ido en aumento; tecnología, colores, modelos y necesidades específicas dependiendo qué tipo de corredor seas, son sólo unas características que puedes encontrar en el mercado del “running”; en todas las ciudades alrededor del mundo cada fin de semana se lleva a cabo, mínimo, una carrera, ya sea de 5, 10, 21 ó más kilómetros, pero la verdadera fiesta, la graduación de aquellos que necesitan de las endorfinas que sus pies acompasados sobre el piso y sus brazos yendo y viniendo mientras su ritmo cardiaco se acelera, es el Maratón. Los más importantes son los que se llevan a cabo en Boston , Berlín, París, Tokyo, Chicago, Londres, Nueva York y Atenas; en los últimos años Latinoamérica ha ido sacando ventaja y el Maratón de la Ciudad de México cada vez tiene mayor reconocimiento y demanda, donde cada mes de agosto poco más de 35 mil corredores se dan cita para correr la ruta (con pocas modificaciones) que se recorrió en los Juegos Olímpicos del 68.
El récord mundial en la rama femenil lo posee la inglesa Paula Radcliffe, quien en 2003 corrió las 26.2 millas en un tiempo de 2h 15″ 25 segundos, mientras que el keniata Dennis Kimetto rompió el récord masculino en el 2014 con un tiempo de 2h 02″ 57 minutos.
El Maratón nos permite testificar hasta dónde es capaz de llegar el ser humano cuando se propone algo, de que la voluntad y el espíritu en conjunto, teniendo un noble propósito, son capaces de llegar a la meta. dDe correr 42.195 kilómetros.
“Puedes seguir adelante y te dolerán las piernas por una semana o puedes renunciar y te dolerá el espíritu toda la vida”.
Mark Allen
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Las justas deportivas, más allá de ser una competencia, son un ejemplo de tenacidad y compromiso, la hermandad y convivencia son uno de los principios que esta actividad tiene, te invitamos a conocer más sobre esto en : “Más rápido, más alto, más fuerte”, la historia de los Juegos Olímpicos.