Con el gobierno de Porfirio Díaz, después de varias décadas de guerras civiles y guerras contra Estados Unidos y Francia, se estableció una época de estabilidad política y paz en México. Porfirio Díaz es un personaje polémico y controversial en la historia; según los intereses y la parte de la historia que se haya vivido, es un héroe nacional o un villano. Muchos quisieron su muerte y lo repudiaron; otros alaban los cambios y alcances que tuvo su gobierno.
Cuando Porfirio Díaz llegó al poder, el país no estaba en una situación estable; había rivalidad entre los viejos liberales de la etapa anterior y los jóvenes de ideas nuevas que deseaban desplazarlos. La unión de ambas partes era necesaria para alcanzar la estabilidad política del país y llevar a cabo la ansiada reforma económica que ya había estado planeada desde los gobiernos de Juárez y Lerdo de Tejada pero no se había logrado. La inestabilidad política de la época se debía a las rebeliones de los lerdistas que apoyaban a su líder para recuperar el poder, a levantamientos de indígenas, levantamientos contra gobiernos locales, a los bandoleros que asolaban los caminos, rebeliones campesinas y ataque de indios apaches de Estados Unidos que perjudicaban a las poblaciones del Norte del país.
“Ante esta situación, Díaz adoptó medidas represivas (…) Los guerrilleros que habían luchado a favor del liberalismo y la República fueron agrupados en cuerpos de policía rural, encargados de la persecución de los bandoleros y de la seguridad de los caminos; éstos eran los famosos y temidos guardias rurales que también se utilizaron para combatir las rebeliones indígenas”. [1]
Poco a poco se fue logrando “la paz”, aunque las medidas fueron en muchos casos extremas.
Con la política de modernización económica de Porfirio Díaz, la cual se basó en promover la inversión extranjera y crear una amplia infraestructura, así como construir una amplia red de ferrocarriles en el país, se empezaron a dar grandes pasos en pro de la modernidad. También se privatizaron casi 40 millones de hectáreas de los pueblos campesinos; proceso que provocó descontento e influyó directamente en el estallido de la revolución encabezada por Franciso I. Madero y seguida por Pancho Villa, entre muchos otros revolucionarios. La búsqueda de la modernidad ha sido un objetivo recurrente; estando siempre de la mano con factores políticos y económicos. A pesar de que esta búsqueda simbolizaría para muchos beneficio y prosperidad, la realidad es que los beneficios no fueron para todos, lo que produjo una brecha en la sociedad dispar.
En el porfiriato se da un “afrancesamiento” de las urbes y de la sociedad, éste es uno de los rasgos más sobresalientes de la época. Este estilo se percibirá en la sociedad, sobre todo por parte de las élites; el sector minoritario de la sociedad. Esto se puede ver en sus modas, fiestas, educación, pero a gran escala en la construcción de espacios arquitectónicos y en su ingeniería. “El afrancesamiento fue una sensibilidad compartida por un sector ciertamente minoritario de la sociedad, las élites, pero que irradió a su conjunto y floreció sobre todo en los centros urbanos”.[2]
Artistas de la época retrataron el progreso que llegó al país durante el porfiriato, como por ejemplo el paisajista mexicano José María Velasco (1840-1912) en la obra El Puente de Metlac.
José María Velasco, El puente de Metlac, 1881, óleo sobre tela (Colección Particular)
Velasco es considerado el gran maestro del dibujo de paisaje. El puente de Metlac realizada en 1881, es una obra que se enriquece con la vista del puente y del ferrocarril que constituían la novedad, el progreso moderno y la ciencia. Octavio Paz mencionó sobre el pintor mexicano: “Su pulso anota, sin temblor y sin precipitaciones, lo que su tranquila mirada de águila descubre, con la misma apasionada indiferencia del sabio que sólo pretende registrar los fenómenos, sin intentar hundirse en ellos”.[3]
Ferrocarril de Monte Alto al pasar por Tlalnepantla, 1903
Foto: Archivo Histórico Municipal de Tlalnepantla de Baz
Ferrocarril
En un principio Velasco representaba en sus cuadros paisajes naturales sin muestras de la civilización, y sin la incursión del hombre, pero a partir de 1880 durante el Porfiriato, sus pinturas tratan de reflejar el momento que se está viviendo.
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Por otra parte, como se mencionó anteriormente, aunque se logró pacificar al país en el momento en que Villa empezó a hacer los cambios hacia un avance en México, como la construcción de una extensa red de comunicaciones, puertos, telégrafos y ferrocarriles, no todos los mexicanos estuvieron conformes, pues los beneficios no fueron para todos. La ausencia de partidos políticos y una economía mal distribuida hizo que solo un pequeño grupo de mexicanos y extranjeros se vieran favorecidos.
La clase media, descontenta por la dictadura y con ideas y movimientos en desacuerdo o en contra del régimen empezó a expresarse por medio de caricaturas políticas, impresas en periódicos de la época como “El hijo del Ahuizote”. (1885-1903). El ingenio y sentido del humor satírico son los principales elementos de estas caricaturas que fueron auxiliares al movimiento contra la dictadura.
Este tipo de publicaciones fueron perseguidas en la época, por ir en contra de la ideología impuesta; es por esto que en un principio fueron anónimas, pero en tiempos de “El hijo del Ahuizote” algunas ya van firmadas. En general las caricaturas devaluaban al gobierno y a Porfirio Díaz de distintas maneras, tratando de hacer llegar a la sociedad el mensaje de “injusticia” o descontento.Por medio de las obras anteriores se puede analizar el proceso que vivió el país en este período; los que se enfocaron en exaltar la tecnología y modernidad, como Velasco, y los que criticaron la dictadura en el caso de las caricaturas.
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Referencias: [1] Delgado de Cantú, Gloria M. Historia de México, Volume 1. El proceso de gestación de un pueblo. México: Pearson Educación de México, S.A. de C.V., 2002, pp. 484
[2] http://books.openedition.org/cemca/836?lang=es, consultada el 5 de noviembre de 2014
[3] Enrique Krauze, Porfirio Díaz, Místico de la Autoridad, Biografía del poder Vol. 1, México, Fondo de Cultura Económica, 1987, p. 116.
[4] http://imagenesvolantes.arts-history.mx/entrada.php?id=192http://enclat.fhuce.edu.uy/index.php?option=com_content&view=article&id=16:porfirio-diaz-y-la-moderni#sdfootnote3sym