Eres una niña de tres años que desgraciadamente ha perdido a su padre, todavía no has superado el luto de tu pérdida cuando tu madre se vuelve a casar. Naturalmente, le tienes miedo a tu nuevo padre, es un hombre que nunca habías visto y ha usurpado el lugar de tu papá, pero la situación no puede resultar mejor. Tu padrastro resulta ser una increíble persona, es extremadamente bueno con tu madre, trabaja arduamente para mantener a la familia y es bastante guapo. En numerosas ocasiones piensas que serías muy afortunada si pudieras estar con un hombre así. Los años pasan y estas ideas quedan en el pasado como recuerdos de tu niñez, cuando llegas a la adolescencia tu madre te confiesa lo siguiente: te casaste con tu padre cuando eras una niña. De esta manera se enteró Orola Dalbot que estaba casada con Noten, su padrastro.
La tribu Garo se ubica en las áreas circundantes de Bangladesh y es de las pocas que aún mantiene una sociedad matrilineal. Al morir, la madre hereda todas sus posesiones a una hija que es llamada nokna; por lo general la edad no tiene ninguna relación con la elección, pero en la mayoría de las veces es la última.
Gracias a esto, se encuentra en una posición bastante privilegiada con respecto al resto de las mujeres del país, que viven en condiciones de extrema pobreza; por su parte, las mujeres garo tienen propiedades, trabajan junto a los hombres y tiene un papel central en las decisiones de la casa.
Todos estos beneficios son sumamente cuestionables cuando se toman en cuenta los medios por los cuales se sostiene esta sociedad matrilineal. Los hombres por tradición deben casarse con miembros del mismo clan, generalmente con las mujeres más jóvenes. En esta costumbre, los matrimonios entre padrastros e hijastras tiene dos ventajas claras: en primer lugar, se garantiza que siempre habrá una mujer fértil y en segundo lugar, las posesiones al morir la madre se quedan dentro de la familia.
Fue precisamente esto lo que le sucedió a Orola Dalbot, que actualmente es una joven de 30 años. Asegura que cuando le revelaron que estaba casada con su padrastro quería morirse: “Cuando me enteré quise desaparecer, estaba temblando”. Agrega que en un principio, parecía que las cosas continuarían igual, pero todo cambió cuando cumplió quince años y comenzó a dormir con su padrastro. En ese momento, la relación con Mittamoni, su madre, finalizó: “Mi madre sabía que era inevitable que tuviéramos relaciones sexuales y él pronto empezó a preferirme. Ella lo odiaba”.
Orola agrega que una de las primeras noches que pasó con su esposo, su madre colocó unas hierbas en su sopa para que se enfermara por un tiempo y así ella tuviera la posibilidad de dormir con él. Cuando se le cuestionó a Mittamoni sobre su decisión, contestó: “El matrimonio era necesario. No podría habérmela arreglado sola después de que murió mi primer esposo. Noten era el único soltero disponible, así que no tuve más opción que permitir el doble casamiento con mi hija”.
Al igual que los mexicas asesinaban a sus cautivos para regenerar al Sol a través de la muerte, las mujeres interpretan que la única forma de mantener su tradición es a través del sacrificio de su relación y de su hija.
Sin embargo, no todas las voces concuerdan con esta actividad. Parvin Rema también estuvo sujeta a esta tradición, del resultado de esta extraña relación tuvo a su hija Nina. Al verla se pregunta cómo su madre fue capaz de casarla con su esposo, Parvin está segura que el orgullo de las mujeres garo no depende del doble matrimonio, por lo que debe ser abolido.
Así, las mujeres de la tribu Garo tienen en sus manos la oportunidad de acabar el sacrificio de sus hijas, aspecto que significaría el final del quinto sol y el nacimiento de una era mejor.
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Referencia:
Marie Claire