Muchas generaciones crecieron con Los Pitufos, esa serie de dibujos animados que trataba de las aventuras y travesuras de una comunidad de duendes azules. Los Pitufos aparecieron por primera vez en el mundo el 23 de octubre de 1958, eran una franquicia de cómics belga a cargo del artista belga Pierre Culliford, conocido como Peyo. En la década de los 80 eran muy famosos, en las tiendas abundaban los muñecos, llaveros, playeras, platos, vasos, peluches, ropa y todo tipo de mercancía.
A distancia parece que estos seres no eran tan inocentes como los pintaban: los pitufos tenían que estar bajo el cuidado constante de Papa Pitufo, quien tenía que aleccionarlos para evitar que los duendes mintieran, robaran, engañaran y hasta mataran. En torno a la figura de estos seres se desarrollaron muchísimas leyendas, algunas sugerían que los muñecos y peluches inspirados en los personajes se movían, otras incluso decían que estos seres eran los responsables de algunos asesinatos.
Foto: El Periódico
Los 7 pecados capitales
La historia de Los Pitufos ha dejado entrever para muchos observadores, una trama llena de mensajes ocultos y satánicos. En total hay cerca de un centenar de pitufos, pero siempre destacaban Fortachón, Perezoso, Gruñón, Egoísta, Vanidoso, Pitufina, Filósofo y Papá Pitufo. Muchos los relacionan como una relación directa con los siete pecados capitales. En el caso de Filósofo, representa la envidia cuando intenta repetidamente hacerse pasar por Papá Pitufo y saber más que él. La lujuria estaría representada por Pitufina, sin olvidar que sólo hay una “hembra” por 99 “machos”.
Casi todo gira y se resuelve en torno a Papá Pitufo, que en su sillón tiene el símbolo de la estrella de cinco puntas, muy utilizado en las artes mágicas. Según los expertos en simbología, esté tierno viejecito estaría representando a Satanás y por eso está vestido de rojo.
Foto: Just Watch
Gargamel
Gargamel es el villano de la historia, pero si lo miramos de cerca, su atuendo es el de un monje franciscano y los rasgos de su casa, parecen los de una iglesia en ruinas, así como vivió Francisco de Asís. El maestro de Gargamel se llamaba Balthasar, vestía un largo atuendo color violeta y era muy parecido a un obispo. El gato de Gargamel se llama Azrael, que significa ángel vengador, con quien realizaba hechizos mágicos y maldiciones todo el tiempo. Sin embargo se cree que Gargamel no era un hechicero malvado, al contrario, hay una razón obvia por la que solía insistir en acabar con los pitufos y es que, más allá de ser buenos y amables, los pequeños duendes azules estaban vinculados con el Diablo y toda su maldad.
La verdadera historia de Gargamel
Gargamel fue un conocido sacerdote del siglo XII o XIII que pasó a formar parte de la orden dominica y se encargó de llevar a cabo la inquisición en la antigua Europa.
Foto: SensaCineGargamel nació en un pequeño pueblo de España y provenía de una familia muy pobre. Fue abandonado a los cuatro años por su propia madre, ya que no tenía la solvencia económica para cuidarlo. Lo puso en una canasta a la entrada de un convento y cuando los religiosos lo encontraron, lo adoptó. Cuando creció, se convirtió en sacerdote del convento y juró proteger su sagrado hogar de cualquier entidad o ser que intentara hacerles el mal mientras ayudaba a los más necesitados.
Con el paso de los años, todos los hombres que cuidaron a Gargamel empezaron a fallecer hasta que finalmente terminó solo en ese enorme y casi arruinado lugar. La tristeza que le producía estar solo, lo hacía estar a punto de volverse loco. Sin embargo, empezó a sentirse mejor cuando conoció al que sería su nuevo compañero de por vida, un pequeño gato que deambulaba por el lugar en busca de comida. Gargamel lo adoptó y lo llamó Azrael, quien lo acompañó hasta el final de sus días.
A pesar de la imagen amigable de los pitufos, supuestamente eran espíritus malignos del bosque que traían el mal a la humanidad y por eso era el deber de Gargamel proteger al mundo de estas entidades demoníacas. En los días de luna llena, los pitufos solían realizar rituales y hechizos para crear un nuevo ser como ellos y sólo a través de esa fase lunar podían robar las almas de los niños.
Gargamel logró salir adelante y todas sus vivencias diarias fueron narradas en su libro. Al final, este gran y noble personaje fue la inspiración para diferentes cómics, y por supuesto, dibujos animados como Los Pitufos.
Foto: Daily Motion
Pitufos comunistas
Otra popular leyenda es aquella que se refiere a que estos dibujos tienen una fuerte carga de ideología comunista, ya que los pitufos son autosuficientes para administrar su propia comunidad, funcionan sin dinero en una sociedad colectivista, cada pitufo trabaja por el bien de todos y que su líder, Papá Pitufo, tiene un parecido pasajero a Karl Marx y ama el color rojo.
Desde esta perspectiva, el codicioso y despiadado Gargamel, representa el capitalismo, ya que su única preocupación es su propia gratificación personal. Se cree que el trasfondo comunista de Los Pitufos fue parte de una estratagema para influir en los niños durante la Guerra Fría.
Foto: Gramschimania
Pitufos racistas
En respuesta a estas teorías de la conspiración, en 2011 se publicó un libro llamado Le Petit Livre Bleu (El pequeño libro azul), del académico francés Antoine Buéno, quien afirmó que los pequeños personajes de Peyo y su ideología representaban a los estalinistas, antisemitas e inclinaciones racistas. Buéno señaló que ciertos personajes e historias eran racistas y antisemitas. En más de una ocasión la “pureza de la sangre” era parte esencial de la trama de los pitufos, además de que la apariencia de Pitufina enfatiza los ideales rubios arios. Buéno también citó al némesis de los Pitufos, Gargamel, a quien se le presenta una nariz ganchuda y una sed de oro sin arrepentimiento, como una caricatura antisemita.
Foto: Alvaro Pons
¿Cuál de estas teorías crees que pueda ser cierta?, ¿podrás ver con la misma inocencia a los Pitufos?
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