¿Crees en los monstruos?, la mitología griega y la romana apuntan a que existen más monstruos o creaturas sorprendentes con forma de mujeres. La clasicista Debbie Felton, escribió en un ensayo de 2013: «Los mitos entonces, hasta cierto punto, cumplen una fantasía masculina de conquistar y controlar a la mujer». Los hombres escritores de la antigüedad, reflejaban sus miedos hacia las mujeres en sus escritos. Tenemos el ejemplo de Homero en La Odisea, donde el héroe griego; Odiseo debe elegir entre luchar contra Escila y Caribdis. Ambos se describen como cuerpos femeninos.
¿A qué crees que se deba esto?, ¿crees que sea una metáfora? Todo apunta a que la creación de los monstruos femeninos fue producto del patriarcado.
Jess Zimmerman, escritora de: Women and Other Monsters: Building a New Mythology. Explicó en una entrevista qué decidió estudiar a los monstruos femeninos que aparecen en la historia antigua de la cultura romana y griega, ya que la mitología griega tuvo gran influencia en la literatura del Renacimiento y el arte. Y esa influencia forman hoy en día, parte de nuestras ideas, lo que constituye una perspectiva blanca y cis masculina.
A continuación, los mitos detrás de dos monstruos “terribles” en forma de cuerpos femeninos y que estos descubrimientos probablemente ayuden a iluminar los problemas del feminismo moderno.
Lamia
Lamia es uno de los demonios menos conocidos de la mitología clásica. Aparece con el dramaturgo griego, Aristófanes.
Existen diferentes teorías y una de ellas sostiene que Lamia tiene la parte superior del cuerpo de una mujer, pero la mitad inferior de una serpiente. El vicio principal de Lamia es: robar y comerse a los niños.
Lamia está motivada por el dolor; sus hijos (engendrados por Zeus), son asesinados por Hera, la esposa de Zeus, en otro arrebato mitológico de rabia. En su dolor, Lamia se arranca los ojos y vaga en busca de los hijos de otros; en algunos relatos, Zeus le da la capacidad de sacarse los ojos y volver a colocarlos a voluntad.
«Zimmerman, atribuye esto, a que se espera que las mujeres se ocupen de los niños, pero la sociedad sigue “preocupada constantemente de que no cumplan con su obligación de ser madres y criadoras”. “Desviarse de alguna manera de la narrativa de la maternidad prescrita, es convertirse en un monstruo, un destructor de niños», escribe Zimmerman.
Y este miedo no se limitó a las historias griegas: La Llorona en América Latina, Penanggalan en Malasia y Lamashtu en Mesopotamia también robaron niños.
Quimera
Quimera, aparece en La Ilíada de Homero, era una mezcolanza monstruosa de partes dispares: un león al frente, una cabra en medio y un dragón o serpiente al final. Las partes de bestias peligrosas que tenía Quimera, como la cabra doméstica en medio, refleja la forma en que las mujeres eran percibidas como símbolos de domesticidad y amenazas potenciales.
Zimmerman escribe, «el cuerpo de cabra de Quimera lleva todas las cargas del hogar, protege a los bebés y los alimenta de su cuerpo».
La leyenda de Quimera resultó tan influyente que incluso se filtró en el lenguaje moderno: en las comunidades científicas, “quimera” ahora se refiere a cualquier criatura con dos conjuntos de ADN. De manera más general, el término se refiere a un producto fantástico de la imaginación de alguien.