Mi alma te reconoció cuando te vio por primera vez, incluso puedo asegurar que fue decisión del hado encontrarte aquella tarde que te adueñaste de mis pensamientos, por la manera tan sorpresiva en la que apareciste frente a mí. Fielmente creí que éramos destino, que en algún momento de nuestras vidas estaríamos juntos por siempre… pero fue imposible revertir el hecho de que llegaste a destiempo a mi vida.
A pesar de eso, créeme cuando digo que sí te amé, aunque estabas solo por instantes, lo hice; aunque poco afectuoso fuiste, lo hice; a pesar de tu distraída mente, de tu inevitable forma de preocuparte por todo y por todos, de tu pesimismo, de tu interminable lista de quejas, de tu inseguridad, yo te amé. Sin importar esas diferencias que algún día creí serían siempre cosas en
común, por un breve momento de la vida, intenté encajar en tu hermético mundo, pero no pude.
Te herí de todas las maneras posibles, es lógico que no me creas cuando afirmo que de ti me enamoré, titubeé por mucho tiempo para aceptarlo. Fui injusta y cruel, pero juro que lo pagué cuando decidí irme de tu lado, irónicamente fue el momento en el que más segura estuve de mi amor por ti. Te dediqué canciones, cigarros y tequila, y lloré por más de diez semanas tu ausencia, esa que yo provoqué cuando resolví no seguir contigo, y esa misma que inocentemente creí que no dolería.
Juro que te amé, cuando me miraste y sonreíste, cuando me abrazaste sin motivo alguno, cuando besaste mi frente y hasta cuando fingiste que te gustaban mis regalos, incluso te amé cuando enfermaste en San Valentín, y cuando tu mente se quedó atorada en problemas con otras personas, también cuando me hiciste aconsejarte sabiendo que ignorarías cada palabra.
Créeme cuando digo que te amé, porque aunque ha pasado el tiempo desde entonces, y los dos hemos continuado con nuestras vidas, aún veo la luna y pienso que también la miras desde lejos, desde un camino paralelo al mío, como estrellas cruzadas, siempre de lejos, siempre de extremo a extremo.
**
Tal vez si no hubiera conocido el tacto de tu piel, mi mano se hubiera convertido en piedra…
**
Las fotografías que acompañan al texto pertenecen a Tezza.