Serie de poesía,
En cama
1
Durante la noche,
a las horas del insomnio,
de repente lo comprendí todo;
me retuve en ese momento
para tratar de captar hasta el último detalle,
para intentar en un par de segundos recordarlo;
después, lo sucedido en mi espíritu se iba,
de nuevo aparecían las interrogantes
y no quedaba más remedio
que perderme en el ensueño,
al que mi cama me invitaba.
2
Y estábamos los dos ahí,
en cama
y nada.
Y la idea de ella seguía,
de la otra,
de aquella que estas sábanas
no cubren
y no funden su figura.
Y ni acercarme puedo;
y ni acercarse puede.
Su pelo me rosó la cara
Y me quebró la espalda.
Y estábamos los dos en cama
y la pasión no estaba.
3
Cuanto esté en cama soñándote, envíame a la muerta
para que se arrepienta de su audacia.
Envíamela de nuevo y así no valdrá nada;
o tan siquiera, envíame algún canto maldito,
la más profunda hambre y prohíbe todo alimento.
Te lo ruego, cuando esté en cama soñándote,
envíame toda clase de mareos, hasta que la fiebre
domine todo mi cuerpo
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