Ya no usas bolsas de plástico, compraste popotes reutilizables, eres vegetariano pero ¿sigues comprando joyería? algo está mal por aquí…
Muy poca gente sabe lo poco sustentable que es la joyería, es de las industrias más dañinas, difíciles y oscuras pero a la vez una de las más bellas al usar metales y piedras preciosas. Es un contraste interesante porque las personas no nos ponemos a pensar en el proceso de creación y cómo llego la pieza a ser lo que es.
Son palabras de Jonne Amaya, diseñadora y creadora de su marca homónima de joyería alta fina sustentable, un concepto poco común pero muy, MUY interesante.
Jonne empezó a diseñar bajo este concepto porque como persona se considera bastante sustentable, lleva años sin comer carne, recicla lo más posible y no compra mucha ropa, entre otras acciones. Estudió orfebrería que es el arte y técnica de hacer objetos con oro, plata y otros metales preciosos, y se dió cuenta que no iba con lo sustentable que intentaba ser en su día a día. Tiempo después, un amigo le pidió diseñar una pieza con diamantes y metales que tenía, lo hizo y se dió cuenta que ese sería su futuro y que iba mucho más con su estilo de vida.
«Me encantó el proceso, me encantó cómo podemos mantener la importancia de la pieza original pero completamente rediseñarla a algo nuevo, me gustó mucho, fue increíble porque me di cuenta que ya no teníamos que aportar a una industria que está dañando tanto la tierra.», dijo.
Lleva 10 años diseñando joyas pero casi dos con su marca homónima.
¿Cuál es su forma de trabajar?
El tener piezas y producción no va de la mano de ser sustentable. Hay dos maneras de trabajar con ella: si no tienes piezas, no pasa nada, ella tiene oro que ha comprado en casas de empeño y lo puede utilizar, ofrece también piedras de laboratorio o diamantes reciclados. Otra manera es reciclando y rediseñando piezas que el cliente ya tiene. No hay stock, nada está prediseñado o hecho y únicamente trabaja con oro o platino.
Tarda de 3 a 4 semanas en tener la pieza lista, depende mucho de qué tan rápido el cliente apruebe el diseño, entrega renders en 3D y si lo acepta, inmediatamente lleva a fundir los materiales.
Jonne rediseña cualquier tipo de joyería pero los anillos son su pieza favorita.
¿Cuál ha sido la pieza que ha significado un gran reto?
La piedra más difícil con la que ha tenido que trabajar es con la esmeralda porque tiene naturalmente muchísimas inclusiones, al desmontarla y montarla es todo un tema de alto riesgo, se puede romper súper fácil. Es la piedra más difícil para hacer un diseño nuevo.
Recientemente tuvo que rediseñar una pieza con esmeralda y ningún joyero la quería montar, todos decían que era imposible, incluso tuvo que hablar con la clienta, un momento súper incómodo, para advertirle que quizá no iba a poder montar la piedra pero que estaba haciendo todo lo posible. Un amigo joyero le recomendó contactar a un hombre que se hace llamar “El Doctor de las Esmeraldas”, llevó la pieza con él y lo logró con la lupa más fina y los materiales más delicados.
«Intento ya no trabajar con esmeraldas.», concluye.
¿Cuántas personas conforman tu equipo?
3 mujeres forman el equipo de PR en México y Estados Unidos, una chica más se encarga de los renders y los joyeros depende el tipo de pieza. Son aproximadamente 10 personas en el equipo pero depende mucho la pieza.
¿Cómo ha afectado la pandemia?
Ha afectado mucho en el proceso de fundir las piezas pero se han adaptado y adelantado a trabajar con los diseños y aprobación de los renders con clientes.
«Para mí es muy interesante porque siento que todos nos vamos a tener que adaptar a una economía mucho más difícil que la anterior, he encontrado que a mucha gente les está interesando trabajar con el material que ya tienen. Espero poder continuar con este proyecto de rediseñar las piezas y ese cambio nos ayudará a lograrlo.», dijo.
¿Ha tenido algún rediseño de familiares que lo haya convertido en un proyecto mucho más especial?
Cuando murió su papá les dejó a su hermano y a ella una cadena que siempre usaba, su hermano se la ponía pero no le gustaba mucho cómo se le veía, pero a la vez era muy importante para él tener un pedacito de su papá puesto todos los días. Le pidió rediseñar la cadena y la convirtió en un anillo.
Definitivamente es un proyecto fenomenal que no solamente juega con el material, va mucho más profundo con el significado de una pieza, ese sentimiento que quizá te recuerda a alguien, un lugar o momento, y que además, cuida el planeta.
Si quieres conocer el trabajo de Jonne Amaya o contactarla, puedes darle clic AQUÍ que te llevará directamente a su Instagram.
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