Debido a la temática que algunas bandas tratan en este momento, hay quienes dicen que el rock mexicano está en decadencia. Hasta hace apenas diez años todavía era posible escuchar en las calles los grandes himnos compuestos por verdaderos titanes del rock que hoy parecen olvidados. Todavía habrá quien, entre la melancolía y algo de resentimiento hacia las nuevas generaciones, recuerde la rasposa voz de Javier Bátiz cantando un excelente cóver de “The House Of The Rising Sun” de The Animals, o si nos portamos un tanto más exquisitos, algo de las hoy desaparecidas Revolución de Emiliano Zapata o los Dug Dug’s, ambas entrañables agrupaciones que hace 46 años pusieron en alto el nombre del rock nacional en el legendario Festival de Rock y Ruedas de Avándaro; nuestro own personal Woodstock.
A pesar de que el rock –no sólo nacional, sino alrededor del mundo– ha dejado de luchar por un mundo mejor; también es cierto que no se ha alejado del todo de esa idea. Aunque la lucha por un contexto ideal dejó de aparecer cada vez más en las canciones de rock, también podemos decir que ahora los artistas se encargan de retratar esos sueños a través de sus letras. Sin embargo, para que esa magia pueda llevarse a cabo es necesario tener personalidad; no basta con tocar música excelente, también es necesario saber vivirla sobre el escenario y prácticamente toda esa responsabilidad recae sobre los hombros de una sola persona: el frontman. Esa figura casi mítica que todo músico aspira a ser por lo menos una vez en su vida es, sin lugar a dudas, el pilar de todas las bandas y la razón por la cual muchas de ellas alcanzan su grandeza.
Si bien, cuando hablamos de frontmen del rock mexicano, no podemos dejar de lado a personalidades como Bátiz, Alex Lora o incluso el mismo Charlie Montana, quienes son los verdaderos reyes del underground rockero de nuestro país; hay que aceptar que apartar nuestra mirada de las propuestas que llevan poco más de 10 años forjándose un nombre sería también un error que no podemos perdonarnos. ¿Pero quiénes son?, y aún más importante, ¿por qué llegaron a ocupar dicho lugar?
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Rubén Albarrán
A pesar de las críticas negativas que recibió Café Tacvba en sus inicios, la gente siempre regresaba a sus shows hasta hacerlos reventar. No sabemos si era su manera de emplear instrumentos acústicos para crear rock en una época en la que todo parecía ser eléctrico o la fuerza y energía con la que su vocalista se movía por todo el escenario vestido algunas veces con un reducido traje de charro y otras con una falda de colegiala, haciendo que la música cobrase aun más vida.
Sin duda Rubén Albarrán es uno de los cantantes más queridos del rock mexicano no sólo por su música, sino también por su manera de comprometerse con las causas al participar en diferentes colectivos y proyectos encaminados a defender problemas tanto ambientales como sociales.
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José Cruz
Poesía y blues, la combinación perfecta para cualquier noche. No importa si es un escenario romántico o melancólico, la música de Real de Catorce es de esos soundtracks que no fallan en ningún contexto. Sin embargo, si algo tenemos que aceptar acerca de esta gran banda es que, sin la fuerza de las letras —o poemas— escritas por José Cruz probablemente no tendría un lugar tan privilegiado en la historia del rock nacional. “El blues del atajo”, “Azul” o “Pago mi renta con un poco de blues” son apenas una muestra de su genialidad como compositor.
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Javier Blake
Si bien División Minúscula sacó su primer disco, Extrañando casa, en 2001, la mayoría de nosotros los conocimos en 2006 con el lanzamiento de Defecto perfecto, en el que la voz de Javier Blake se movía perfectamente sobre los diferentes ritmos marcados por las, a veces salvajes, guitarras y batería de canciones como “Sismo” y “Veneno es antídoto (S.O.S.)”. No obstante, la canción que en realidad nos atrapó a todos fue “Sognare”, que con su letra y sonido melancólicos nos recordó que estábamos en la difícil etapa de la adolescencia.
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Saúl Hernández
Considerando que es uno de los frontman que más tiempo lleva sobre las tarimas —al menos dentro de este listado—, está más que clara la razón por la que merece estar en este conteo. Después de su última presentación en el Zócalo de la Ciudad de México nos dio el claro mensaje de que aún hay mucho que esperar de Caifanes, y aunque por alguna extraña razón la banda llegue a su fin, al igual que ocurrió con Jaguares, su voz renacerá de las cenizas para continuar con su legado musical que, obviamente, está muy lejos de ver un final definitivo.
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Juan Son
¿Quién no extraña a Porter —el viejo Porter? Si ya olvidaste a este artista que durante toda su carrera ha cambiado de nombre varias veces, quizás algo esté mal con tu corazón. Simplemente la idea de olvidar a un joven de cabello rizado y envuelto en un traje de gato es casi imposible, sobre todo si le sumamos una voz aterciopelada que nos hacía pensar que la idea de que un vaquero galáctico bebiendo orines no era tan descabellado como sonaba. Como muchos otros rockstars tubo problemas con su banda, ¿pero quién no los tiene?
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Chetes
Ya son muy pocos los cantantes que con sólo su voz y su guitarra son capaces de mantener al público siempre pendiente de sus movimientos. Ya sea con Vaquero, Zurdok o como solista, lo cierto es que hay muy pocos artistas capaces de igualar el genio que Chetes tiene sobre el escenario, y es que no importa cuántas veces lo hayas visto en vivo, siempre tiene algo nuevo para ofrecer, tanto que será como si fuera tu primer concierto con él en toda tu vida. Además de que es evidente que ha sabido cómo seguir haciendo rock en el más sincero sentido de la palabra, recurriendo muy rara vez a instrumentos poco habituales para el género, lo cual siempre se agradece.
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Gil Cerezo
A veces es preciso dar un salto de lo más tradicional a algo más fresco —al menos en cuanto a hacer rock se refiere—, sólo para demostrar que la escena musical en nuestro país es tan variada como para elegir sólo un gran exponente del rock mexicano. Kinky, a diferencia de las bandas de rock convencionales hace una mezcla de sonidos tanto electrónicos como acústicos que se resuelven en una fusión interesante que te hará querer bailar incluso aunque seas la persona más ruda que ha pisado un foro, o ¿debemos de recordarte aquel 2006 en el que saltabas con tus amigos al ritmo de “A dónde van los muertos”?
https://www.youtube.com/watch?v=cvSM5cyx-uM
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Leonardo de Lozanne
Este hombre es el responsable de que Fobia se convirtiera en esa banda que cumple con todos los requisitos de un grupo de rock tradicional. Las canciones que Lozanne y Paco Huidobro escribieron juntos al iniciar la banda están hechas para los instrumentos fundamentales de una banda (guitarra, bajo, batería, teclado y voz), además de eso —si es que podemos tomar a The Beatles como referencia— tienen a quien los fans consideran la Yoko Ono de esta agrupación: Rebeca de Alba. Pero afortunadamente, apartándonos de cualquier rumor al respecto, el conjunto se volvió a reunir para formar parte de la banda sonora para la película Matando Cabos de 2004, evento que marcó su regreso triunfal a los escenarios.
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Roco Pachukote
Una voz inconfundible y el carisma que sólo un gran cantante de ska podría jactarse de tener; esa versatilidad en su persona le ha permitido incursionar en diferentes géneros para que tanto La Maldita Vecindad como sus proyectos personales no tengan ni la más remota posibilidad de estancarse, lo cual es vital para que su música continúe dando frutos. Al igual que Rubén Albarrán —con quien ha hecho algunas colaboraciones dentro del colectivo Aho—, sus fans se han acercado más a su trabajo gracias a la labor activista que le caracteriza.
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León Larregui
A pesar de tener bastantes detractores, el vocalista de Zoé tiene muchas razones para estar en este conteo. La primera de todas ellas es su voz, misma que sin ser precisamente la más estridente nos da la sensación de estar escuchando un rock sincero y, por qué no, pesado hasta cierto nivel. Tras la popularización masiva que tuvo la banda alrededor de 2002 gracias a la película Amar te duele, las letras de este músico comenzaron a tomar una verdadera importancia dentro del rock nacional gracias a esas atmósferas cósmicas que evoca sólo pronunciando algunas palabras.
Comenzar una pelea encarnizada sobre qué momento del rock nacional es mejor equivale a negarnos a esa evolución tan necesaria del música. Por un lado estaríamos deshaciéndonos de un legado que tardó años en echar raíces en nuestro país como para lograr un festival tan grande como el de Avándaro. En el otro extremo de este absurdo debate estaría la imposibilidad evolutiva del rock de la cual nosotros seríamos lo únicos culpables al no dejar que las nuevas bandas se expresen y lleguen a tantos oídos como sus antecesores. A fin de cuentas, todo sonido es necesario en este mundo.