Juchitán no es el mismo desde los sismos del 7 y 19 de septiembre. El desastre natural no sólo acabó con los hogares de centenas de familias oaxaqueñas, sino que también dejó sin escuela a miles de alumnos que diariamente tomaban clases en las instituciones de educación básica del municipio.
Desde ese momento, la consigna fue hacer que estos pequeños olvidaran rápidamente lo que pasó, reanudando sus actividades escolares lo más pronto posible y, a sabiendas que la reconstrucción llevaría más que unos cuantos meses, un bar decidió convertir sus instalaciones en una escuela para que los menores no siguieran perdiendo clases.
Niños tomando clases en el bar Coco Bongo en Juchitán. (Foto: Cambio Digital)
Nelmi Roselis Trejo observaba a sus hijos, que ya sólo veían televisión en casa. Su esposo, Carlos Antonio López, propietario del bar Coco Bongo, decidió que sería buena idea juntarse con algunos vecinos para solicitar maestros a través de las redes sociales y, posteriormente, adecuar el lugar para que, en las mañanas, funcionara como escuela provisional tras los sismos de septiembre.
«A un mes del terremoto ya estábamos trabajando con ellos, teníamos el espacio, las mesas, las sillas y el deseo de ayudar», indicó Nelmi a la agencia de noticias EFE. Ahora es ella quien, con la aportación de cinco pesos por alumno, administra la escuela y proporciona desayunos a los 35 niños que toman clases en el Coco Bongo.
El bar mexicano que se convierte en escuela por las mañanas. (Video: YouTube EFE)
Rodeado de plantas de ornato, el salón de 10 metros de largo por 8 de ancho es prácticamente un espacio abierto que tiene un techo de lámina que ayuda a que los niños no sufran por las altas temperaturas. Posee también las señalizaciones de qué hacer en caso de sismo, sanitarios y una pequeña cocina en donde les realizan los desayunos todas las mañanas.
La medida fue criticada según Antonio López, pues la idea de que los niños tomaran clases provisionales en un lugar que de noche funciona como bar, no agradaba a las autoridades.
«Uno ayuda con lo que tiene y ponemos nuestro apoyo y hasta nuestro dinero porque pedimos cinco pesos de cooperación por niño para el desayuno y no alcanza, pero ya nos metimos en esto y no nos vamos a rajar».
Niños recibiendo clase en el bar Coco Bongo en Juchitán. (Foto: Quintana Roo Hoy Noticias)
Mientras el gobierno continúe construyendo nuevas escuelas para estos niños, el bar Coco Bongo seguirá brindando su ayuda pues el desarrollo integral de los niños tras los sismos es un tema que les interesa.
Un maestro de inglés, una profesora de educación básica, un psicólogo y un maestro de pintura son quienes apoyan con las clases en el centro nocturno. Creen, además, que será buena idea ofrecer lecciones de arte tras la emergencia, pues la actitud que han tenido los niños desde que acudieron al primer día de clases los dejó con ganas de hacer un poco más por ellos.
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