El 26 de enero de 2012 dos niños nacieron en un hospital materno del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMYM) con cincuenta minutos de diferencia.Fue un jueves, recuerdan las madres de apellidos Estrada y Anaya. Dos días después, el 28 de enero, ambas fueron dadas de alta. Siguieron su vida normal hasta que dos años después el golpe que recibieron por una noticia inesperada cambió el rumbo de las cosas: los niños que habían criado hasta ese momento no eran suyos.Hoy, cinco años después, se les indemnizará por el error con 50 millones de pesos aunque el daño psicológico tanto para las familias, como para los niños, es irreparable.
Cuando los pequeños cumplieron dos años, la señora Estrada tuvo conflictos con su esposo debido a que el niño no se parecía a él. Después de múltiples discusiones que derivaron en la petición de divorcio, ambos se hicieron la prueba de ADN y descubrieron que ninguno de ellos era padre del menor.Las secuelas para los niños que sufren este tipo de intercambios familiares son importantes y determinantes, según las palabras de la doctora Fabiola Olivera González, médica cirujana con especialidad en terapia familiar.“Los niños entran en un estado de confusión y de guerra de lealtades. Manifiestan sentimientos encontrados, inseguridad, mucho dolor y sobre todo culpa por querer tanto a los padres biológicos como a los padres que los criaron al momento del intercambio”, indicó la doctora Olivera, quien respecto a las reacciones de los padres comentó: “la mayoría desarrollan enojo en contra del hospital, dolor y culpa por no haberse dado cuenta y por no haber puesto mayor atención al niño”.
Al descubrir que el bebé no era hijo suyo, la señora Estrada decidió acudir a la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, institución que logró localizar a la familia con el niño que genéticamente era suyo.En 2014 un juez ordenó que los niños fueran entregados a sus padres biológicos y ahí comenzó una guerra en contra del ISSEMYM, algo parecido a lo que hizo José Francisco Hernández Hernández, quien 40 años después de nacer se enteró que había sido intercambiado en la clínica 220 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Para quienes nacieron en esa clínica en el año de 1974 la campaña “Cambiado al Nacer”, promovida por Hernández Hernández, los dejó en shock. El hombre descubrió que fue cambiado en el hospital donde nació cuando al enfermar de gravedad y necesitar sangre, ninguno de sus parientes pudo donar para él.“Me siento afortunado de tener dos papás, dos mamás, dos hermanos y tengo la certeza de poder encontrar una familia positiva, trabajadora, emprendedora. Yo ya empecé esto y lo quiero terminar”, declaró en su momento Francisco Hernández.
En el caso de los bebés Anaya y Estrada, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación amparó a las dos madres para que sean indemnizadas por el ISSEMYM con 50 millones de pesos debido al daño causado a la salud psicológica, física, emocional y moral de las familias.En cuanto a Francisco Hernández, aún no se comprueba si fue o no cambiado como él lo indica en la campaña que lanzó en 2014 en contra del IMSS.Los cuestionamientos ante estos casos surgen de manera inmediata: ¿Qué hacer? ¿Tienes que buscar a tu bebé biológico? ¿Será posible cambiar al bebé al que has criado por determinado tiempo, por uno al que no conoces?Para las señoras Anaya y Estrada el proceso no ha sido fácil, pero tratan de contrarrestarlo llamándose de vez en cuando para saber cómo está el pequeño al que criaron antes de saber que habían sido intercambiados al nacer en el hospital.
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