Después del 2 de diciembre de 1993, cuando Pablo Escobar murió a manos de la policía colombiana, la casa de Tulum que éste tanto quiso quedó abandonada.
Sin perder mucho el tiempo, el galerista y coleccionista Lio Malca buscó y encontró al dueño original para comprar la mítica construcción y convertirla en uno de los hoteles boutique más exclusivos de México.
*El bar. Vía: dezeen.com
Nueve dormitorios estuvieron disponibles en 2015, cuando abrieron Casa Malca Tulum. Actualmente, 42 habitaciones engalanan los 180 metros de arena blanca que comprenden la playa exclusiva del hotel, entre ellas cinco suites de lujo con ventanales de piso a techo.
Sábanas de algodón orgánico o egipcio y rayón de bambú son lo que viste este impresionante espacio arquitectónico que se distingue por una enorme piscina revestida con azulejos iridiscentes, el corto pero sinuoso paseo de palmas que llevan directo a un patio cubierto de alfombras persas y por esa fachada cubierta de corteza de árbol perfectamente alineada.
*Fachada principal.
Pero nada estaría completo para Lio Malca sin las obras de Basquiat, Haring, Kaws y hasta Tamayo que hay tanto en su galería en Nueva York como en los pasillos y habitaciones de este desarrollo hotelero operado por Desing Hotels.
*Uno de los comedores.
Quizá ni el mismísimo Escobar quien tenía una visión privilegiada para las inversiones y excentricidades, se imaginó que la propiedad que compró con un poquito de sus 15 mil millones de dólares, terminaría convirtiéndose en una de las atracciones turísticas más importantes de la Riviera Maya, en la que quedarte una noche va de los 8 a los 13 mil pesos en temporada baja.
*La piscina.