El destino para los condenados a muerte en algunos estados de Estados Unidos se condensa en tres palabras: tiopental sódico, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio, los componentes de la inyección letal.
En Texas, el método para fulminar a los delincuentes que merecieron la condena que anticipa sus finales les sale al encuentro en una jeringa repleta de un líquido amarillento.
En lugares como Arizona, sin embargo, los condenados al ritual mortuorio tienen la opción de conseguir y comprar las sustancias que integrarán la mezcla mortal para su propia ejecución. El protocolo penal del estado, que determina las circunstancias y procedimientos ahora invita a los abogados de los culpables a llegar preparados y hacer frente a la escasez de medicamentos.
Según lo informado por Vice News, Charles Ryan, director de Correccionales del Estado, informó que los defensores podrán obtener la inyección letal por su cuenta:”Los abogados o algún intermediario deberán conseguir suficiente pentobarbital para el procedimiento, o la cantidad necesaria de tiopentato de sodio”. La primera sustancia sirve como sedante y la segunda tiene capacidades de hipnotismo.
Sin embargo, los guardianes no podrán comprar las sustancias especificadas en ningún lugar que no esté certificado por la penitenciaria, ya sean farmacéuticas o proveedores.
Aunque en primera instancia la opción parece un privilegio, como si eso le diera a los presos la capacidad de elegir algo por última vez, en realidad conseguir las sustancias necesarias no es tarea fácil. Las drogas en cuestión son caras y no se encuentran en cualquier farmacia. Sellar la compra con legalidad es absurdo: Las sustancias, en conjunto, son letales, al final es un procedimiento tan complejo como la adquisición de cualquier otro tipo de armas ilegales.
Para Arizona Republic, Dale Baich, de la Defensoría Pública Federal advirtió que el nuevo protocolo es algo fuera de lo ordinario, que invita y permite la realización de acciones casi imposibles e ilegales ya que ni los prisioneros ni sus abogados pueden obtener esos medicamentos de forma legal.
Por si fuera poco, la transferencia de las mismas al Departamento de Correccionales también es una hazaña ilegal y en caso de conseguirlos, si se toma en cuenta la Ley de Sustancias Controladas, los que logren conseguirlos de forma ilegal “irían a prisión”, dijo Baich.
Vice explica que “como muchos otros estados donde está vigente la pena de muerte”, Arizona ya no puede conseguir con facilidad los medicamentos necesarios que conforman la inyección letal debido a la negativa de los laboratorios en la Unión Europea para exportarlos a Estados Unidos y que sean usados en las ejecuciones.
Esto los ha obligado a buscar más opciones y una de ellas, la más sencilla, fue ofrecerles a los enjuiciados a que ellos mismos se armen su mezcla de narcóticos.
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