“Habrá más túneles. Más hoyos. Si no pasa por arriba, pasa por abajo”.Como si se tratara de un reto o una simple burla, narcotraficantes, mulas, coyotes y demás delincuentes ven con ironía y sin preocupación al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha asegurado que la historia de terror americana terminará con su muro.Una de esas personas que miran con gracia las acciones del gobierno estadounidense es el “Flaco”, como lo conocen en Nogales, Arizona y que dio su testimonio para el diario The New York Times.
El “Flaco” sólo tiene una sonrisa en el rostro cuando le preguntan si el muro fronterizo que prometió construir Trump detendrá a los contrabandistas. Él asegura que lo único que cambiará son las ganancias de los cárteles mexicanos encargados de transportar gente y contrabando a través de la frontera. Una ecuación fácil: conforme el muro se empiece a elevar, lo mismo pasará con las ganancias del narco.
The New York Times relata que la primera vez que el “Flaco” trabajó como coyote (nombre que reciben los encargados de pasar indocumentados a EUA), fue en 1984, cuando tenía sólo 15 años. En ese entonces, les mostraba a los migrantes un orificio en una barda de malla ciclónica a la salida de Nogales a cambio de una propina de 50 centavos. Al día de hoy, el “Flaco” logra ganar hasta cinco mil dólares por persona.
Lo único que ha cambiado es que antes los coyotes solían trabajar en solitario o en pequeños grupos, hoy trabajan en organizaciones que deben hacer cuentas a los cárteles que se han hecho cargo del negocio.“A medida que los precios suben, la mafia, que es el Cartel de Sinaloa, se queda a cargo de todo, el contrabando de drogas y de personas”, afirma el “Flaco” al rotativo estadounidense. Hoy en día el Cartel de Sinaloa, famoso por haber sido liderado por “El Chapo”, domina el noroeste de México, mientas que sus rivales como el Cartel del Golfo y los Zetas controlan el noreste.
Esta problemática no es nueva, ha sido una constante que solo ha logrado frustrar a diversos gobiernos estadounidenses y lo más seguro es que Trump termine obsesionándose con ello.Pero para desgracia del gobierno de Estados Unidos, el poner más barreras sólo logra encarecer el contrabando, resultando involuntariamente en más dinero para los delincuentes.De igual forma, la idea de un “hermoso” muro como lo describe Trump no es nueva. Desde 1990 el gobierno estadounidense coloca de manera periódica tramos de barda con ladrillo, bardas y cables con púas.Pero más que ser una solución para detener el contrabando, los muros sólo lo han llevado más allá, ya sea a las profundidades del desierto, a compartimientos secretos en autos o verdaderos hombre araña que trepan con facilidad más de 3 metros para pasar la droga y venderla.
Pero la droga no es lo único preocupante, otro punto importante es cómo los cárteles mexicanos se han quedado a cargo del contrabando humano. El “Flaco” detalla que los cárteles se han quedado con el negocio de los coyotes, llegando al extremo que si los migrantes tratan de cruzar la frontera sin pagarles, suelen ser brutalmente golpeados o asesinados. Ahí la ley es “le entras o le entras”.Un punto que tal vez pueda presumir el gobierno de Trump es que la cantidad de personas detenidas sin papeles en la frontera sur de Estados Unidos ha disminuido en los primeros meses de su gobierno.Sin embargo, expertos aseguran que esto no tiene nada que ver con el nuevo muro, que por cierto aún no se construye. La razón podría ser el discurso antiinmigrante del presidente que, tal vez, haya funcionado como repelente migratorio.Si esto es cierto, aquí vemos el nuevo poder del Siglo XXI donde un tuit tiene mayor efecto que los muros.
Pero el “Flaco” asegura que ni un tuit, ni un muro tienen poder sobre el contrabando ya que siempre hay formas de innovar. Él, por ejemplo, se inició como mula y pronto aprendió a construir compartimientos secretos en automóviles.
Esos autos, conocidos como autos trampa, pasan directo por los puertos de ingreso fronterizo. “Flaco” asegura que mientras la mayoría de la marihuana se transporta por el desierto, hay más drogas duras como la heroína que pasan por los puentes.
Otros métodos populares entre traficantes son los túneles y las catapultas: “Los llamamos trampolines. Tienen un resorte que es como un trípode y dos personas los operan”, cuenta el coyote.
También los trenes de carga son una ayuda, ya que cruzan la frontera, con destino a Canadá, desde el sur de México. Aunque los agentes los inspeccionan, es imposible revisar todos los vagones, que llevan desde automóviles hasta chiles enlatados. El “Flaco” comenta que muchas veces los traficantes les pagan a los trabajadores del tren, asegurando que una vez, a él lo agarraron con una carga de marihuana en un tren, pero logró convencer a la policía de que trabajaba ahí, por lo que solo pasó un mes en la cárcel.Con todo esto y por desgracia para las autoridades, a pesar de los miles de billones de dólares que se han gastado en agentes, soldados y barreras, las drogas siguen siendo adquiridas con facilidad en Estados Unidos.“Esto nunca se va a detener, ni el narcotráfico ni los ilegales. Habrá más túneles. Más hoyos. Si no pasa por arriba, pasa por abajo”.
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