Amantes de la cultura japonesa, el anime, el modelismo, el cosplay y, básicamente, los otakus se encuentran en todas partes del mundo. El 15 de diciembre es considerado su día internacional, aunque el origen de esta fecha no es muy festivo que digamos. ¿Cuál es el origen de esta celebración decembrina?
Se cree que se celebra el 15 de diciembre porque esa fue la fecha de publicación de la columna escrita por el periodista Akio Nakamori, en la que describe la forma en la que se comportan los integrantes de la entonces naciente subcultura otaku. Él fue el primero en acuñar el término en 1983.
Nakamori describe a los otaku como gente solitaria, introvertida y con una gran afición a la cultura pop nipona. Este era un término peyorativo que buscaba marcar a estas personas como entes aislados del resto de la sociedad.
Su estudio de los Otaku le sirvió para crear el perfil del infame asesino serial y caníbal Tsutomu Miyazaki, en su libro ‘M no Jidai’. Miyazaki fue conocido por los medios como “El asesino otaku” por su gusto por el manga y el anime, lo que estigmatizó más a la subcultura que ya era vista con malos ojos por la conservadora sociedad japonesa.
Afortunadamente, la comunidad ha crecido y prevalecido. Una encuesta realizada a más de 137 mil japoneses en 2013 descubrió que casi la mitad se identificaba como Otaku, incluso el exvicepresidente de la nación, Taro Aso, quien decía ser uno de ellos.
El mundo occidental no está alejado del fenómeno. La semilla se plantó en la década de 1980 y para los 90 el boom de animes como Dragon Ball, Sailor Moon o Caballeros del Zodiaco abrieron una puerta gigantesca en América Latina que trajo consigo convenciones, estrenos, canales de televisión especializados y servicios de streaming. En nuestro continente los fanáticos del anime y manga se cuentan por millones.
La industria del anime compite con Hollywood, sus series ya son catalogadas como de entre las mejores de la historia (Shingeki no Kyojin es calificada a la par de Breaking Bad) y el fenómeno sigue creciendo año con año. Todo esto ha logrado que el término otaku deje atrás su oscuro pasado y se encamine a un brillante futuro. ¡Dattebayo!