Las nuevas generaciones sufren de un nuevo mal: la normalización de la violencia. Viven en un mundo tan cruel y despiadado que al parecer ya no les da miedo absolutamente nada. El infierno cambió de forma radicalmente, ya no pertenece al inframundo ni es exclusivo para los pecadores.
Ahora el infierno está en todas partes, todos reciben y comen un trozo de él. Algunos, incluso, anhelan tener una credencial vitalicia que los reconozca como los guardianes de las entrañas bestiales de la tierra. Los niños adoptan juegos de matanza y guerrillas, planean ataques en sus escuelas y se regocijan jugando a ser secuestradores, extorsionadores o asesinos seriales.
Pero hay perversiones que van más allá. Al sur de Francia, por ejemplo, dos adolescentes de 14 y 17 años fueron arrestadas durante el fin de semana para ser sometidas a interrogatorios por presuntamente planear un atentado terrorista.
La detención se llevó a cabo tras el cateo de sus casas en Niza y en Levens, donde se descubrió la evidencia suficiente para sospechar que habían estado planeando un embate. A pesar de que no hallaron ningún tipo de armamento, una fuente reveló para AFP que hasta este punto desconocían qué “tan avanzadas estaban las preparaciones”.
De acuerdo con AFP, ellas se suman a una “oleada” de detenciones de menores de edad y adolescentes en Francia durante operativos antiterroristas en los últimos meses por ser sospechosos de la planeación de ataques o de tener contacto con miembros o simpatizantes del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés).
El caso más significativo se llevó a cabo el pasado febrero, cuando tres jóvenes menores de edad fueron arrestadas por supuestamente haber sostenido conversaciones en Telegram, la red social usada por el yihadista francés Rachid Kassim, acusado de dirigir varios ataques en Francia y reclutar a adolescentes para que combatan en sus filas yihadistas.
El canal de conversaciones en línea recibía el nombre de “Las leonas” y las autoridades advirtieron que habían sido detenidas por la posibilidad de haber estado preparando acciones violentas.
Desde que se llevaron a cabo los ataques terroristas en París en noviembre del 2015 y que dejaron un saldo de 130 muertos y cientos de heridos, decenas de los cuales permanecieron en estado crítico durante varios días, el país se ha sumido en un estado de emergencia permanente. Durante la jornada sangrienta, francotiradores y terroristas suicidas abrieron fuego en una sala de conciertos, un estadio, restaurantes y bares casi de forma simultánea.
El embate fue calificado por el presidente Francois Hollande como un “acto de guerra” a manos de ISIS por lo que cualquier vínculo o sospecha de relación con yihadistas es visto como una amenaza latente que debe erradicarse de inmediato.
Sea como sea, lo cierto es que las medidas no resultan exageradas, ya que después del ataque la violencia de ISIS quedó evidenciada de forma brutal en los medios internacionales y se posicionaron como el grupo terrorista con más poder del mundo y con capacidad de alcanzar otras naciones fuera de Medio Oriente.
La promesa de ISIS se encuentra, precisamente, en los menores de edad y jóvenes, almas rebeldes que al no tener nada que perder están dispuestas a sacrificar su libertad por lealtad y reconocimiento.
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