“Las niñas de Honcalada (Valladolid) llegaron incluso a portar silbatos colgados del cuello por temor a ser agredidas mientras caminaban solas”, escribía El Confidencial como consecuencia de los actos de este grotesco ser.Con sólo 19 años, Pedro Luis Gallego, un español originario de Valladolid, ya había hecho su primer agresión sexual. El joven estuvo en libertad tres años hasta que ingresó a la cárcel en 1979.A Luis se le conocía como el “violador del ascensor” pues él llevaba a cabo sus agresiones aprovechando su trabajo como mecánico de ascensores. Esperaba a que sus víctimas entraran en el ascensor y después las golpeaba en el interior para violarlas. Fue responsable de la muerte de dos jóvenes de 17 y 19 años, y de 18 violaciones.
Su pena después de todas las atrocidades ascendía a 273 años de prisión; sin embargo, la derogación de la doctrina Parot causó la liberación de Luis en 2013. La gente no lo podía creer, no cumplió más de diez años de condena.Hay que entender que la doctrina Parot la estableció el Tribunal Supremo de España en 2006 y su aplicación pretendía endurecer las condenas ya que anteriormente el Código Penal aplicaba redenciones sobre una única condena de 30 años.Sin embargo, en 2012 el Tribunal de Derechos Humanos obligó a España a derogar la doctrina ya que vulneraba los derechos que hacían referencia a la libertad y la seguridad, recogidos en el Convenio Europeo de los Derechos Humanos. Su derogación terminó en la liberación de 63 miembros de la ETA y de otros presos, entre ellos Luis Gallego.Su liberación fue una decisión muy polémica, pues impulsó el miedo en la localidad de Honcalada, un pequeño pueblo de Valladolid al que se mudó tras salir de la cárcel.
El pánico era evidente, los vecinos colgaban carteles asegurando que no querían a un violador cerca de sus casas. Las niñas de la localidad incluso portaban silbatos colgados del cuello por temor a ser agredidas mientras caminaban solas.El miedo duró varios años hasta que en diciembre de 2016 se reportó una nueva denuncia contra Luis. Se trataba de una víctima que había conseguido escapar antes de que el violador abusara sexualmente de ella.Después de ese intento frustrado, Gallego lo volvió a intentar y en mayo caería la primera víctima. En sólo tres meses cometió cuatro agresiones sexuales.Ahora no era en un elevador: las sorprendía en la noche a lado de un estacionamiento cercano a un parque. Se sabe que las agarraba por la espalda, las amenazaba con una pistola en la cabeza y las obligaba a ponerse una banda en los ojos para que no lo vieran a él ni a dónde las llevaba.
Una vez que lograba la primera fase, las metía ya atadas en la parte trasera de un coche y las llevaba hasta su departamento de Segovia, a una hora de Madrid. Eso era lo que declararon las víctimas a la policía.Gracias a los rasgos físicos descritos por las víctimas, se limitó el número de sospechosos y Gallego era el principal sospechoso.Después de una exhaustiva investigación, finalmente este jueves se llevó a cabo su detención, pero lejos de acabar ahí, la reincidencia de Gallego ha puesto sobre la mesa la polémica derogación de la doctrina Parot. Gracias a esa medida legal se ha permitido que otros violadores vean reducidas sus penas, lo cual pone en grave peligro a las mujeres.
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