La profesión de Jean-Jacques Hublin puede ser catalogada como maravillosa, sobre todo cuando se encuentra con restos de la historia que hacen que ésta sea todavía más fascinante.
Cuando decidió ser paleoantropólogo no se imaginó que llegaría el día en que sería parte de la historia para siempre. Y así, sin esperarlo, llegó.
Jean-Jacques Hublin es el responsable de desenterrar en Marruecos fragmentos del primer Homo sapiens que habitó la tierra hace 300 mil años.
Las investigaciones apuntaban a que los primeros Homo sapiens que habitaron la tierra lo habían hecho hace 200 mil años. La realidad era esa hasta que el francés Jean-Jacques se internó en Jebel Orhoud, una caverna situada cien kilómetros al oeste de Marrakech, en Marruecos.
Encontró fósiles humanos de cinco individuos diferentes: tres adultos, un adolescente y un niño. En declaraciones recogidas por el periódico El Universal, Hublin dijo que “no eran seres humanos iguales a nosotros, pero tenían básicamente los rasgos que vemos en la gente que viaja por tren en Nueva York hoy en día”.
Hasta ahora, los primeros Homo sapiens habían aparecido en Etiopía hace aproximadamente 195 mil años. El hallazgo del equipo de antropólogos de Jean-Jacques podría ayudar a entender mejor la evolución humana.
A diferencia de nosotros, los análisis de los fósiles encontrados muestran que sus cerebros eran más largos y angostos. El cráneo, por su parte, resultó tener un gran parecido al de los humanos modernos.
“Nuestro análisis nos convenció de que este material representa la raíz misma de nuestra especie, el más antiguo Homo sapiens jamás encontrado en África o en otros lugares”, declaró Hublin.
Y es que según la revista británica Nature, el proceso evolutivo del Homo sapiens implicó todo el continente africano. Con este hallazgo, la comunidad científica afirma que los Homo sapiens surgieron en África a partir de los Homo heidelbergensis, una especie mucho más arcaica.
Entre lo sorprendente del hallazgo se confirmó que si en este momento estos Homo sapiens encontrados en Marruecos estuvieran caminando con un sombrero entre nosotros, no podríamos diferenciarlos del resto debido al parecido. Lo que los delataría sería la forma del cerebro, específicamente del cerebelo, el cual era más largo que el de nosotros.
“La historia de nuestra especie de los últimos 300 mil años es principalmente la evolución de nuestro cerebro y en este periodo de tiempo, una serie de mutaciones ocurrieron afectando la conectividad cerebral”, sentenció el paleoantropólogo.
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