Un manto del siglo XVIII, que destaca por ser de los cinco que se conocen a nivel mundial elaborados bajo la técnica de plumón hilado y torcido, se encuentra en proceso de investigación para ser restaurado por especialistas de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del INAH, encabezados por la restauradora Mariana Almaraz Reyes. La pieza es uno de los pocos ejemplares de la labor de manos indígenas que presenta iconografía prehispánica y virreinal. Este es un textil de gran valor artístico e histórico, por la técnica de manufactura entramado de plumón de pato y algodón. Sólo se sabe de la existencia de cuatro ejemplares más, que se encuentran localizados en México y uno en Italia.
El textil de gran formato, perteneciente al acervo del Museo Nacional del Virreinato (MNV), fue elaborado en el pueblo de Zinacantepec, en el Valle de Toluca, Estado de México, y donado alrededor de 1930 al Antiguo Museo Nacional que se ubicaba en la calle de Moneda, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Treinta años después, el objeto fue trasladado al recinto mexiquense para ser exhibido durante su apertura. Las otras piezas elaboradas con la misma técnica son el huipil atribuido a La Malinche, del siglo XVII, y que se resguarda en el Museo Nacional de Antropología; el Paño Novohispano localizado en el Museo Textil de Oaxaca; el fragmento de un manto que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Toluca, y un manto denominado Tlamachayatl, ubicado en el Museo Nacional Prehistórico y Etnográfico Luigi Pigorini, de Roma, Italia.
La intervención del objeto, de 1.8 metros de alto y 2.4 de ancho, se desprende de la línea de investigación Arte plumario en la modalidad de mosaico y pluma hilada y torcida, que se desarrolló en el Taller de Textiles de la ENCRyM. De acuerdo con la especialista Lorena Román, el manto fue prestado por el MNV, gracias a la gestión de la restauradora Liliana Giorguli Chávez, directora de la escuela.
Mariana Almaraz comentó que el manto se encuentra en buen estado de conservación, salvo pequeños deterioros resultado del paso del tiempo y cambios de humedad, como abrasión en las esquinas, fragmentación a nivel microscópico en la pluma pigmentada y algunos faltantes.
Al respecto, la tesista señaló que la restauración de la pieza, bajo los términos de mínima intervención, consiste en limpieza profunda, fijación de hilos emplumados con hilo de seda teñido y un forro translúcido por el reverso. Las labores comenzaron en mayo pasado y se extenderán hasta diciembre de este año.
Asimismo, dijo, se propondrá un soporte para exhibición, éste consistirá en un cajón transparente de acrílico que sirva para proteger a la pieza de luz UV hasta en 99 por ciento, así como del ácido, cambios de temperatura y humedad del ambiente.