Eugenia no podía creer lo que escuchaba por teléfono. Con una llamada se enteró que su mejor amigo, Roman Mazurenko, había fallecido en un accidente de tránsito en una importante avenida de Rusia.
La vida se le fue en aquella llamada, aunque esto no impidió que nublara su pensamiento y, mucho menos, su creatividad. Eugenia Kuyda meditó muchos días sobre cómo podría establecer contacto con su amigo después de muerto. Ella no quería dejar de mensajearse con él, no se resignaba a ello.
Esa idea dio vida a Replika, una startup que, a través de las conversaciones que tenían en redes sociales, le permitió a Eugenia crear un chatbot al que entrenó con una red neuronal que razona y bromea con ella, como en su momento lo hizo su mejor amigo, Roman.
*Foto: Spain Crisis.
Esto es más significativo de lo que parece porque es real. Pareciera que estamos viviendo dentro de un capítulo de la grandiosa serie británica Black Mirror, creada por Charlie Brooker. A través de la inteligencia artificial, pronto podremos hablar con los seres queridos que fallecieron.
El trabajo de Eugenia, al momento de morir su mejor amigo, era la creación de chatbots que funcionaran como asistentes educativos. Después de sufrir su pérdida, descubrió que, utilizando todos los mensajes que guardaba de su amigo, podía entrenar una red neuronal de tal modo que creara un chatbot capaz de mantener una conversación con él.
Lo que hace pensar que la posibilidad puede convertirse en una realidad, es que no es el único proyecto en el mundo que se refiere al uso de la inteligencia artificial para establecer comunicación con gente muerta. El programador y periodista James Vlahos, escribió para la revista Wired, que él utilizó un sistema similar de chatbots para contactar a su padre.
*Foto: Spain Crisis.
La persona será trasladada, por llamarlo así, a un software que es capaz de reaccionar como él lo haría en vida. Se alimentará de conversaciones que se tuvieron a través de mensajes de texto o mensajes de voz y, aunque posiblemente sean muy pobres en cuanto a la personalidad de quien ya no está con vida, servirá para llenar el vacío que esta persona deja en la vida de sus familiares o amigos.
Esto podría cambiar también en un futuro pues así como hoy se pueden usar sistemas para conectar un cerebro a una computadora, algún día podrán leer el estado completo de un encéfalo y así grabarlo para que sirva como base de la inteligencia artificial con la que se alimentará el software. Hablar con los muertos ya no será ciencia ficción. Probablemente se acabe el trabajo de los charlatanes que, como en Ghost, exprimían el presupuesto de las personas para contactarlas con sus fallecidos. La realidad, desde hace mucho, nos alcanzó.
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