Los jóvenes estadounidenses –uno de los países con los índices más altos de consumo en el mundo– mostraron un declive en el uso de drogas, tanto legales como ilegales, a lo largo del año, en comparación con 2015.
La tendencia es, para los autores de la encuesta, “prometedora”, ya que este sector de la población está haciendo un uso más “razonable” de sustancias como el alcohol, el tabaco, medicinas que requieren prescripción médica y otros opiáceos.
La encuesta, que tiene por nombre Monitoreando el Futuro (MTF por sus siglas en inglés), es realizada anualmente por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), una coalición de instituciones gubernamentales enfocada en la investigación médica.
Los participantes tienen entre 12 y 18 años. Son estudiantes entre secundaria y preparatoria (bachillerato). El consumo de cigarros y alcohol es el más bajo registrado en 40 años.
La única droga que presentó índices prácticamente iguales que en 2015 fue la marihuana entre los alumnos que están a punto de entrar a la universidad. Un cuarto de los encuestados admitió haber consumido por lo menos una vez en los últimos seis meses.
La marihuana y los cigarros electrónicos son más populares que el tabaco entre los 14 y los 18 años. El consumo de cigarros clásicos cayó de manera abrupta. Casi un nueve por ciento menos que en 1991.
Entre los más chicos, los de 12 y 13 años, el consumo de alcohol también se ha visto reducido. En 2001, más de la mitad había consumido por lo menos una vez una bebida alcohólica a esta edad. En 2016, la cifra llegó al 37 por ciento.
“Las estrategias que implementamos en los últimos años para prevenir y reducir el consumo de drogas entre jóvenes claramente está funcionando”, explicaron las autoridades de la NIH en un comunicado posterior a la publicación de la encuesta. “Pero el consumo de marihuana y drogas sintéticas sigue siendo preocupante. No podemos descansar”.
El cinco por ciento ha consumido analgésicos por lo menos alguna vez en el último año. Es casi la mitad que en 2004. Apenas el 0.3 por ciento consumió heroína.
El problema es que este tipo de estudios, según sus críticos, no revelan la verdadera situación del país. Una grave epidemia de opioides ha fracturado a las comunidades en diversas regiones, sobre todo en el noreste de los Estados Unidos. Los adolescentes –y las personas en general– que sufren este tipo de afectaciones no estudian en escuelas como las encuestadas.
En esta ocasión, el Instituto de Nacional de Abuso de Drogas llevó a cabo las encuestas. Científicos y expertos de la Universidad de Michigan. Más de 43 mil estudiantes de 372 escuelas públicas y privadas fueron entrevistados. La encuesta se realiza ininterrumpidamente desde 1975.
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