Uno de los aspectos que Nicolás Maduro presumía para legitimarse en el poder de Venezuela era la calidad y la amplitud de la asistencia social y sanitaria en el país. Niños, mujeres y ancianos eran los más protegidos y la “revolución bolivariana” se encargaba de cuidar que, al menos en cuestión salud, no les faltara nada.
Ahora la crisis que pone a tambalear a Maduro no sólo está en las calles, respirando gas lacrimógeno y resistiendo ante las balas de las Fuerzas Armadas, defendiéndose con “bombas” de excremento y aguantando el dolor de las más de 40 personas que han muerto desde el 1º de abril.
La crisis de Venezuela no sólo se refleja en las tiendas y centros comerciales que sufren de desabasto, que sólo son testigos de la desesperación de las personas que no saben qué le van a dar de comer a sus familias. No. La crisis de Venezuela tiene otros ángulos y ahora también está afectando a esos que el chavismo presumía proteger. Una enfermedad que se creía erradicada desde hace dos décadas reapareció y sólo coronó la grave situación de salud que enfrenta el país y se refleja en el aumento del índice de mortalidad en los niños.
Desde el 2014 no existían datos oficiales sobre cómo se encontraba la salud en Venezuela, pero este mes de mayo el Ministerio para la Salud del país reveló información sobre la situación con sus reportes del 2016 y se ha develado un panorama casi catastrófico.
Tan sólo en ese año, la mortalidad infantil repuntó un 30 por ciento con respecto al año anterior, mientras que la mortalidad materna creció un 65 por ciento. Además, durante el 2016 se registraron 324 casos, a pesar de que desde los años 90 se creía erradicada. Este padecimiento es catalogado como una infección aguda que tiene como síntomas principales afectaciones a la nariz, garganta, laringe, fiebre y dificultades para respirar.
Además la malaria se volvió una enfermedad endémica, registrando en 2016 más de 240 mil casos, el doble que lo que se reportó el año anterior. También el zika se destapó como una enfermedad que no ha podido ser controlada, pasando de 72 casos en el 2015 a 59 mil 348 personas que padecieron esa enfermedad.
“Más que cifras, estos números tienen rostro y nombre, tienen historias de duelo”, dijo en entrevista para El País José Manuel Olivares, diputado de la oposición. “Es un duelo producto de la involución de nuestro sistema de salud, mientras en América Latina esta cifra tiende a descender, en nuestro país se dispara por los graves indicadores sociales y sanitarios que estamos registrando”.
Además dijo que esos reportes se habían suspendido desde el 2014 porque Nicolás Maduro se ha empeñado en ocultar la crisis en salud que atraviesa Venezuela y que la Asamblea Nacional, conformada en su mayoría por opositores se ha encargado de evidenciar día tras día, sin tener acuse de recibo de Nicolás Maduro, quien está más preocupado por aferrarse al poder y buscar formas de legitimarse, como su llamado a una asamblea constituyente y a elecciones regionales.
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