¿Cuántas veces no hemos escuchado el grito de los vendedores de garrafones de agua transitando por nuestras calles? Desde repartidores uniformados con el logotipo de alguna marca reconocida hasta jóvenes que ruedan sus pesados triciclos ofreciendo agua purificada en negocios locales.Diariamente en México la venta de agua embotellada para consumo es algo cotidiano; desde pequeñas botellas para aliviar la sed momentánea, hasta garrafones de 20 litros para abastecer a una familia o una oficina, sin olvidar las botellas de litro y litro y medio que se vuelven las compañeras de las personas que trabajan o estudian fuera de casa.¿Por qué decidimos consumir agua embotellada y no el agua que sale de los grifos, cuando ésta también es potable? Tal vez porque desconfiamos de las autoridades que afirman que cumplen con el servicio de abastecimiento de agua apta para el consumo humano, porque nos ha tocado percibir olores y colores extraños en el vital líquido que sale de los fregaderos y lavabos.
Según información de El País, México es el país que más gasta en agua embotellada, donde el total de sus habitantes gastan 8 mil millones de dólares al año. El Banco de Desarrollo interamericano reportó que cada mexicano consume en promedio 480 litros de agua embotellada al año, cuatro veces más que en Estados Unidos.El gasto por este producto representa entre el 10 y el 15 por ciento del ingreso en cada familia mexicana.El debate sobre si el agua de la llave es potable y puede ser consumida por las personas de forma segura o no puede nunca encontrar su fin; de acuerdo con el gobierno de la Ciudad de México, el líquido con el que proveen a los capitalinos está limpio en su 95 por ciento, pero justifican que los ciudadanos perciban colores u olores extraños porque aseguran que la tubería de ciertos edificios, tinacos y cisternas pueden estar contaminando al agua por estar sucios y faltos de mantenimiento.Pero esta información fue desmentida por la Universidad Autónoma de México, la institución escolar pública de más prestigio en el país, quien realizó un estudio en el 2014 y encontró varias bacterias presentes en desechos humanos y animales.
Una de las bacterias que más llamó la atención fue la helicobacter pylori, la cual está asociada con las úlceras y el cáncer gástrico; estuvo presente en todas las muestras que fueron recabadas por los investigadores de la UNAM.Otro problema que enfrenta México es la falta de suministro de agua constante; en la mayor parte de las colonias de la capital del país el agua del grifo cae con poca presión y de forma intermitentes; el Sistema de Aguas de la CDMX informó que el 18 por ciento de la población recibe el agua “en tandeos”, es decir, sólo tienen suministro dos o tres días de la semana, por lo que las familias están obligadas a almacenar agua en botes, cubetas, tambos o cualquier recipiente que sirva para esos fines y poder bañarse, limpiar el baño, lavar trastes y ropa.Cada año, la Ciudad de México cuenta con menos agua para sus habitantes; con una densidad de población de 5 mil 679 personas por kilómetro cuadrado, los capitalinos tienen una disponibilidad de agua de 160 metros cúbicos por habitante al año, lo cual de acuerdo con organismos internacionales es algo muy bajo para una ciudad del tamaño de la capital de México.
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