Tras los sismos de septiembre, la ayuda internacional reaccionó altruista y cooperativamente en solidaridad con el pueblo mexicano. Un grupo extranjero en particular llamó la atención: los migrantes indocumentados centroamericanos, provenientes de Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras, quienes en su paso por México para llegar a Estados Unidos se vieron obligados a hacer una parada inesperada en Oaxaca para ayudar a los afectados.
En total, 50 migrantes se sumaron a los trabajos para remover escombros, limpiar las calles y auxiliar a las víctimas en Juchitán y Asunción Ixtaltepec, en el estado de Oaxaca. Durante las semanas posteriores al sismo, mientras todo intentaba volver a la normalidad, ellos se dedicaron a distribuir la ayuda para todas aquellas familias que perdieron sus hogares, según Médicos sin Fronteras.
«Llegamos a Oaxaca y hubo un terremoto muy fuerte, por ello debemos quedarnos a ayudar a la gente que lo necesite. El sueño americano puede esperar» dijo a NBC News, Denio Okele, un inmigrante hondureño perteneciente al grupo improvisado de brigadistas centroamericanos.
Brigada migrante centroamericana en Oaxaca *Foto: Ernesto Castañeda.
Su altruismo hizo que ganaran una enorme popularidad entre los ciudadanos oaxaqueños. Incluso, ya son considerados por muchos como héroes nacionales, tanto que captaron la atención de la prensa internacional y el respeto de la opinión pública en redes sociales. Pero ahora y a pesar de toda la esperanza que intentaron devolverle al los damnificados, están en riesgo de deportación, a la que muchos oaxaqueños se oponen fervientemente.
«Mucha gente nos ha ayudado aquí en Oaxaca, así que queremos regresarles esa gratitud después de lo que les pasó en el terremoto», declaró el hondureño Wilson Alonso a El País.
En riesgo de deportación
Tras las presiones estadounidenses para el endurecimiento de la política migratoria tanto en su país como en México, aumentaron las deportaciones de centroamericanos: alrededor de 159 mil migrantes fueron enviados de vuelta a su país (principalmente en El Salvador, Guatemala y Honduras), según datos de Médicos sin Fronteras.
El endurecimiento migratorio de EUA presionó al gobierno mexicano y las autoridades pertinentes, a través del Instituto Nacional de Migración, empezaron a inspeccionar las zonas de mayor afluencia de migrantes indocumentados y deportarlos.
«Con sus acciones y buena voluntad, estos migrantes sólo han demostrado a México y el mundo que son buenas personas», dijo a Aristegui Noticias el padre José Filiberto Velázquez, miembro de la congregación de los Hermanos del Camino que se dedica a brindar apoyo a todos los migrantes centroamericanos en su viaje a EUA.
30 mil millones de pesos en reparaciones, más de 150 mil casas dañadas y más de 360 muertos son los números rojos que dejaron los sismos de septiembre; obstáculos que México todavía debe superar a un mes de la devastación del 19-S. Las manos ofrecidas en ayuda a los damnificados y a la remoción de escombros fue formidable, pues ayudaron a todo un país a levantarse.
Sin embargo, el riesgo de su deportación es una probabilidad seria, por ahora centroamericanos y mexicanos luchan para reconstruir su futuro sin importar las adversidades externas que acechan sus pretensiones de vida.
Instalaciones de Hermanos del Camino en Ixtepec *Foto: La voz de Oaxaca
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