Babo ladra incesantemente cada que escucha un ruido. Por su raza, el perrito chihuahueño tiene los nervios más alterados que muchas otras especies caninas. Apenas oye que se acercan a la puerta de la casa de la familia que hace más de diez años lo adoptó, comienza a soltar ladridos sin que nadie lo pueda parar, no importa si son las cinco de la mañana, las tres de la tarde o las doce de la noche.
El pequeño can vive en México y no tiene problema alguno pues puede ladrar en el horario que quiera. Si viviera en Moscú, la situación sería distinta para él, pues recientemente se lanzó una iniciativa de ley en la que se pretende prohibir a los perros ladrar fuera de horas de descanso.
Los horarios quedaron establecidos para los animales e incluso también se extendió para los gatos. En caso de no cumplir con esta norma, los dueños de las mascotas que rompan la ley, serán obligados a pagar multas, aunque aquellos que posean animales como cerdos, gansos y gallos, quedan exentos de las sanciones.
*Foto: Cabro World.
Esta iniciativa de ley fue aprobada en primera lectura por el Parlamento regional de la provincia rusa de Novosibirsk. En ella se manifiesta que los horarios de descanso para sus habitantes no podrán ser irrespetados por los ladridos de los perros, ni tampoco por los maullidos de los gatos.
Los perros tendrán prohibido ladrar desde las 22:00 horas y hasta las 07:00 de la mañana del día siguiente, esto de lunes a viernes. Además, no podrán tampoco emitir ladridos en la hora de la comida, que va de las 13:00 a las 14:00 horas de lunes a domingo. La misma norma se aplica para los gatos y sus maullidos.
*Foto: Mundo TKM.
Si las mascotas llegaran a romper esta regla, entonces los dueños deberán pagar aproximadamente cincuenta dólares y aunque la primera multa se toma como una amonestación, si reinciden y ladran o maúllan fuera de los horarios establecidos, entonces se les cobrarán 85 dólares.
Aunque se quiso evitar la polémica al respecto, Evgueni Smishlyaev, diputado local, aseguró que la iniciativa no incluye el gruñido de los cerdos ni el cantar de los gallos y mucho menos el graznar de los gansos. Además, intentó suavizar las protestas de los dueños de las mascotas, al declarar que «nadie castigará al dueño del animal si este de pronto se pone a ladrar o a maullar cuando alguien toca el timbre».
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