¿Por qué recurrir a los términos de nuevo? ¿Por qué vale la pena revisar la existencia de palabras si allá afuera nos están matando?
Hace un par de semanas escribí sobre el término feminicidio y por qué es importante conocer, recordar y repensar el significado de la palabra. Bajtín decía que el enunciado es el lenguaje como una acción que nos posiciona en el mundo. Los enunciados como signos y como palabras, entonces, constituyen un lenguaje que participa de la producción cotidiana de sentido.
Pero más allá de lo que involucra el saber de la semiótica y la importancia de las palabras, habría que empezar porque México tiene un contexto específico para las mujeres, que está cruzado por varias líneas preponderantes: violencia, desigualdad y muerte; y que para enfrentar este contexto hacen falta un montón de mecanismos que permitan que las mujeres nos empoderemos sin jerarquías y sí a través alianzas que reconozcan y respondan al sentido de ¿qué implica ser mujer(es)» en México en el 2017?
Búsqueda en Google, lunes 2 de octubre 2017.
Pero vamos por partes:
¿Qué significa sororidad?
El término se reconoce como una derivación del francés sororité, que se refiere a la toma de conciencia por parte de las mujeres sobre su situación dentro de la estructura patriarcal y la voluntad de cambiar dicha situación. (Marcela Lagarde, La política feminista de la sororidad).
¿Para qué sirve?
Seguro es una palabra que has escuchado: sororidad. Suena a muchas cosas, pero para irnos rápido, la sororidad es una solidaridad entre las mujeres. ¿Qué tiene de particular y PORKÉ LAS MUGERES KIEREN ZIEMPRE SUZ PROPIAS PHALABRAS? ¿Y PORKÉ LE ROBAN LAS PALABRAS AL PRI? Marcela Lagarde, académica y feminista mexicana, explicó muy bien en el 2009:
«Sororidad/ soridad / sisterhood es un pacto político de género entre mujeres que se reconocen como interlocutoras. No hay jerarquía, sino un reconocimiento de la autoridad de cada una. Está basado en el principio de la equivalencia humana, igual valor entre todas las personas porque si tu valor es disminuido por efecto de género, también es disminuido el género en sí. Al jerarquizar u obstaculizar a alguien, perdemos todas y todos. En ocasiones, la lógica patriarcal nos impide ver esto. La sororidad tiene un principio de reciprocidad que potencia la diversidad. Implica compartir recursos, tareas, acciones, éxitos. Reconocer la igual valía está basado en reconocer la condición humana de todas, desde una conceptualización teórica de lo que significa».
¿Claro, no? Sí y no. Hay en toda esta utopía feminista un montón de vacíos para la práctica. ¿La sororidad solapa cualquier comportamiento en pos de lo femenino porque “debemos defendernos entre nosotras”? No necesariamente. Una de los aportes de la sororidad es dar a conocer las aportaciones de las mujeres desde su acción social, el asunto no es la demostración “afectiva” entre mujeres, sino en el respeto a las diferencias y cómo éstas se unen y aportan para enfrentar todas las violencias de las que somos víctimas en distintas escalas. Y más importante aún: la sororidad es cuestionar la propia feminidad y misoginia —construida en el sistema patriarcal—.
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