«Ox Ranch es famoso por la caza del venado cola blanca, la caza del pavo y más de 60 especies adicionales disponibles para la caza, además de safaris fotográficos. ¡Verás miles de ejemplares de fauna nativa y exótica sin límites en más de 72 kilómetros cuadrados de tierra en Texas Hill Country! Algunas de las especies con las que te encontrarás son jirafas, cebras, canguros, axis, alces, cerdos salvajes y por supuesto, ciervos rojos y venados cola blanca», así se autodescribe Ox Ranch en su página web.
Ox Ranch compra animales de otros criaderos para su variedad. *Foto: Daniel Berehulak / NYT
Ox Ranch se encuentra al suroeste de Texas Hill Country, sitio donde las leyes no son muy claras respecto a la conservación y caza de animales exóticos. Justo el factor que hace que este «parque de diversiones para adultos» sea posible.
En el rancho tienen antílopes africanos y matarlos cuesta unos 35 mil dólares debido a la belleza y peso de sus cuernos, que se retuercen en el aire haciendo llamativas sus cabezas. Pero si lo que se quiere es matar a una cabra del Himalaya, el precio es de 7 mil quinientos dólares; un poco más barata.
El rancho también cuenta con un campo de tiro profesional. *Foto: Daniel Berehulak / NYT
A simple vista este parecería un campo de tiro con animales, pero no lo es. Tampoco es un zoológico, es, según sus directivos, un espacio de conservación para especies en peligro de extinción y de caza.
En una entrevista a Manny Fernández para el New York Times, Jason Molitor, director ejecutivo del espacio, dijo que matar un ejemplar de antílopes africanos permite pagar el alimento del resto de ellos por todo un año.
Este ciervo fue asesinado por un niño de 8 años. *Foto: Daniel Berehulak / NYT
Las disyuntivas éticas y morales saltan a la vista. Algunos grupos de animalistas acusan a Ox Ranch de aprovecharse de las zonas legales grises en el estado para lucrar con los animales en un acto de matanza sin valores y repulsiva.
Y es que Ox Ranch no será un zoológico ni un santuario, pero criadero para matanza sí.
Por su parte, los defensores de la caza están en desacuerdo con etiquetar el espacio y dicen que «la cría y la caza de animales exóticos ayuda a garantizar la supervivencia de las especies».
No es complejo entender los juicios de valor de sus promotores: los ranchos de juego exótico se ven a sí mismos como un aliado de la vida silvestre con el argumento de que contribuyen con un porcentaje de sus ganancias a los esfuerzos de conservación. «Amamos a los animales, y por eso los cazamos», le dijo Molitor al NYT.
Los paquetes de caza incluyen safaris nocturnos. *Foto: Daniel Berehulak / NYT
No es un tema menor, ya que según la directora asociada de campañas del Tratamiento Ético de los Animales en Estados Unidos, Ashley Byrne, este «amor por la conservación» no es más que otra manera de captar la industria de vida silvestre en el país que tiene muchas aristas y sobre todo, una movilidad de millones de dólares que permite a sus beneficiarios tener ranchos privados de miles de hectáreas, aviones privados y lujosas cabañas de un kilómetro de construcción, con chimeneas y bóvedas repletas de mobiliario ostentoso.
Las jirafas del rancho no pueden ser cazadas. *Foto: Daniel Berehulak / NYT
No es descabellado si por cada óryx de arabia (una cabrita con los cuernos altísimos) cobran 9 mil 500 dólares, asesinar a un antílope cuesta 12 mil dólares y un ñu negro 15 mil. Todo, sin contar el precio de los alojamientos en las cabañas del parque, que según Brent Oxley, dueño del Ox Ranch y también dueño de HostGator.com, vale más de 2 mil dólares la noche.
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