Ni siquiera el subsuelo, el lodo, la hierba mala y los gusanos son dignos de los rohingyas. La minoría musulmana sólo tiene derecho a la muerte, a la masacre y a la persecución. Ni siquiera tienen el derecho de enterrar a sus muertos en territorio birmano, así que deben cargar a sus muertos en brazos o sobre sus hombros para llevárselos a sepultar a otros lados.
Un video de AJ+ narra la travesía de Soritullah, un rohingya que escapó de Myanmar con el cadáver de su primo, Jarullah, en los hombros. Junto con su esposa embarazada e hijo, el hombre de 25 años fue embestido en su propia casa. A él lo apuñalaron y, para rematar, le soltaron algunas balas. A su esposa la violaron y finalmente la balearon hasta la muerte. Y es que vivos no les sirven de nada ni a los budistas ni al ejército nacional.
No cometió ningún delito, ninguno de ellos era criminal, su error fue formar parte de la minoría musulmana perseguida y masacrada de Myanmar (Birmania). Al no contar con un territorio definido ni soberano, así que han sido desplazados por la mayoría budista.
La mayoría de ellos escapan a Bangladesh, pero la familia de Soritullah cometió el error de regresar a Myanmar para las festividades de “Eid”, llevadas a cabo en estas fechas. El video de AJ+ cuenta que cuando Kefayet, el hermano de Jarullah, supo de la masacre, también decidió regresar hasta las tierras donde son odiados hasta el cansancio porque no podía soportar la idea de dejar los cuerpos de sus seres queridos en esa nación de desolación.
A principios de año, Zafor Alam, un hombre miembro de la minoría musulmana, tuvo el coraje de difundir la fotografía del cuerpo de su hijo de poco más de un año de edad, Mohammed Shohayet, tendido sobre el lodazal, a las orillas de un río. El niño se ahogó cuando intentaba escapar de Myanmar (Birmania), en el sureste asiático, nación donde la minoría musulmana rohingya, a la que pertenecen, es perseguida, torturada, asesinada y las mujeres, desde los 13 años de edad, son violadas por el ejército.
Hasta el momento, más de 150 mil rohingyas han abandonado Myanmar y buscaron refugio en Bangladesh, donde al menos los consideran seres humanos y no violan a sus mujeres ni incendian sus comunidades.
*Foto: ILawyer.