ADVERTENCIA: Ningún padre desalmado mandó matar a su hijo a causa de su adicción a los juegos de video. Sabiendo lo anterior puedes continuar con la lectura de este artículo…
El responsable de crear una de las adicciones más poderosas que ha conocido la industria del entretenimiento se llamaba Alexander Shafto Douglas. Este profesor de informática de la Universidad de Cambridge creó en 1952 un juego digital al que bautizó como “OXO”. Se trataba de un sencillo juego donde los jugadores debían formar una línea horizontal o vertical con tres figuras idénticas. Es lo que nosotros conocemos como “Gato” o “Tres en raya”. Douglas se encontraba cursando un doctorado en el que se enseñaba la relación entre humanos y máquinas. A modo de tesis doctoral desarrolló “OXO” con ayuda de un teléfono de disco como dispositivo de entrada, un ordenador llamado EDSAC que tenía el tamaño de una habitación y una pantalla donde se mostraba una matriz de 35 puntos horizontales por 16 puntos verticales.
El método era bastante rudimentario: por medio del teléfono de disco, el jugador marcaba el número que correspondía a la casilla donde quisiera poner el tache o el círculo. La máquina hacía el registro de la jugada y la mostraba en la pantalla. En el presente cualquiera moriría de aburrimiento con un juego de esta naturaleza, tomando en cuenta la enorme evolución de los juegos de consola. Sin embargo, poniendo la historia en su contexto, Alexander Shafto Douglas contribuyó al nacimiento de una industria que hoy cuenta con millones de seguidores a nivel mundial, los cuales muestran una veneración absoluta hacia este pasatiempo. Es tal la relevancia que los juegos de consola han cobrado en la actualidad que el Comité Olímpico Internacional evaluará próximamente su inclusión como deporte oficial en las olimpiadas de París 2024.
Los gamers (así son llamados los junkies de las consolas) son capaces de pasar más de 10 horas al mando de un control, sorteando peligrosas misiones y olvidándose del mundo real. Esto puede afectar su rendimiento académico, sus relaciones sociales y su interés por hacer otras actividades como trabajar, ejercitarse o leer libros. Hablamos de los casos más extremos, pues hay personas que saben equilibrar a la perfección su afición con la vida cotidiana.
En China, en la provincia de Shaanxi, el padre de un gamer empedernido tomó una decisión radical para frenar la adicción de su vástago hacia los juegos en línea. El chico de 23 años de edad no trabajaba ni hacía otras actividades que no estuvieran relacionadas con el juego que lo mantenía en vilo horas enteras. Preocupado por la condición de su hijo, el señor Feng contrató a dos expertos jugadores para que se pusieran en contacto con el muchacho vía on line y aniquilaran a su avatar para siempre. Tras repetidas y sorpresivas derrotas y con su avatar muerto, el chico perdió interés en los videojuegos. Sin embargo, el frustrado gamer tenía la duda acerca de la causa por la que estos jugadores habían demostrado un interés tan incesante en él. Sus rivales terminaron confesándole que habían sido contratados por su padre con la misión de hacer que perdiera todo interés en los juegos.
La historia dio de qué hablar entre los circuitos de gamers del país. El chico le dijo con honestidad a su padre: «Puedo jugar o no puedo jugar, no me molesta. No busco cualquier trabajo, quiero dedicar un tiempo a encontrar uno que me convenga», según publica el sitio de noticias de videojuegos Kotaku.com, declaración que atestigua que el chico no es precisamente un adicto sino alguien que se toma el tiempo para encontrar lo que más le interese. ¿Pretexto o realidad?
La adicción a los videojuegos en consola o en línea puede llegar a convertirse en un severo problema si no se maneja con la debida atención. Todo depende de la personalidad de quien decide pasar horas interminables con estos pasatiempos y la frecuencia con la que suele exponerse a ellos. Mark Griffiths, un experto en adicciones de la Nottingham Trent University, declaró a la cadena BBC: «En resumen, la diferencia fundamental entre un entusiasmo excesivo y una adicción es que los entusiasmos sanos enriquecen la vida pero las adicciones la empobrecen».
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Bien usados, los juegos de video son didácticos y estimulantes para la imaginación, sin embargo, algunos de ellos guardan detrás oscuras historias que los hacen peligrosos aunque, por ello, más emocionantes. Algunos los consideran una nueva forma de arte debido a las excelentes gráficas e intrincadas historias que contienen.