Después del anuncio de que Detroit se encuentra en bancarrota, se informó que la ciudad podría vender diversas cosas para conseguir los fondos necesarios que ayuden al rescate económico de la localidad, entre esas se encuentra el mural que Diego Rivera realizó en el Instituto de Artes de Detroit. Se cree que esta venta incluirá la transacción de más de 60 mil piezas del acervo del Instituto de Artes de Detroit y, dijo The New York Times, esto ayudaría a subsanar la deuda de 18 mil 500 millones de dólares que mantiene la ciudad.
Hoy se dio a conocer que la bancarrota de aquella ciudad forzó a que acreedores legales soliciten al juez encargado de ese caso a participar en la valuación de un mural de Diego Rivera, como parte del proceso para recuperar los 18 mil millones de dólares que se les debe.
El mural de dos pisos del muralista mexicano, Industria de Detroit, está acompañado en el Instituto de Arte de Detroit por cuadros de Picasso, Degas, Bruegel, Rembrandt, Matisse, Van Gogh y Warhol.
El mural de Diego Rivera consta de 27 paneles y lo elaboró en 11 meses, entre abril de 1932 y marzo de 1933. Según el diario Día, este es considerado el mejor ejemplo del muralismo mexicano en Estados Unidos y afirma que el propio artista consideró que era su mejor obra. El mural ofrece un panorama de la industria y tecnología como la cultura que definía a Detroit.
A pesar de su valor cultural, durante sus primeros años el mural fue motivo de controversia; políticos y líderes religiosos criticaron aspectos de la obra, decían que fomentaba la guerra de clases, que se burlaba de Jesús, que promovía la igualdad racial, que era propaganda marxista y más. Hubo, incluso, una demanda del Detroit News para que fuera borrado; en ese tiempo era el principal rotativo de la ciudad.
En agosto de 2013 el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) envió las misivas que corresponden a la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural que se incluyen en el tratado internacional de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) y a la que pertenece este mural de Diego Rivera, pero las resoluciones se desconocen.