Viajar y comer son dos de las experiencias más placenteras de la vida. Después de todo, si las cosas fueran iguales en cualquier parte del mundo, no tendría sentido viajar. Está Colombia, por ejemplo. Tal vez conozcas algo de su música contemporánea o a lo mejor ya has visitado algunos sitios en dicho país, no sin antes tomar en cuenta las cosas que mejorarían tu experiencia, pero aún queda mucho por explorar. Siempre hay más. El departamento de Santander, en el tramo nororiental del país, cuenta con 87 municipios, muchos de ellos muy pequeños, constituidos por un par de cuadras, lo que hace que sea fácil y rápido de conocer, además de una excelente opción para concretar un viaje de placeres turísticos y gastronómicos, enraizados en el pasado.
La mayoría de los pueblos de Santander conservan tradiciones e historias que han pasado de generación en generación. Mitos y leyendas acerca de sus pueblos, la creencia en brujería, cuidarse del mal de ojo y que las envidias pueden provocar que la comida se arruine aún recorren el imaginario colectivo de sus habitantes. En su gran mayoría, la población vive de la explotación agrícola y pecuaria, cualidad que resalta en muchos de sus platos, como lo es sancocho, las hormigas culonas, la gallina, la pepitoria, el tamal santandereano, el mute, la carne oreada, el bocadillo veleño, la changua, el guarapo, etc.
Todos los pueblos tienen un día de mercado a la semana, el cual, acorde con su tradición católica, coincide con el día de ir a misa. Durante estas jornadas las familias campesinas sacan sus productos para la venta: frutas, verduras y animales.
Si lo tuyo es turistear y recorrer sitios emblemáticos, Santander ofrece varias opciones. Bucaramanga, que es la capital del departamento, es llamada la ciudad con los parques más bonitos. Destacan además sus recursos para el turismo ecológico o de aventura. A 15 minutos, en el Voladero de las Águilas, se puede practicar parapente. El centro de la ciudad también cuenta con patrimonio arquitectónico importante de la época colonial.
Por otra parte, Barichara, con sus calles y casas de piedra de finales del siglo XVIII, es el sitio perfecto para descansar y dejarse enamorar con su ambiente tranquilo y colonial. Anualmente se celebra el Festival de Cine Verde de Barichara, entre otras actividades culturales para el deleite de habitantes y visitantes.
Otro punto que vale la pena visitar es San Gil, la patria chica de la adrenalina, donde se pueden realizar deportes extremos en el cañón del Chicamocha, un accidente geográfico que permite admirar la belleza y la grandeza de la naturaleza.
A 231 km de Bucaramanga y a 200 de Bogotá, se encuentra Vélez, uno de los primeros territorios del mundo y el primero de Latinoamérica en legalizar el sufragio femenino, en 1853. El lugar sobre todo famoso por su iglesia atravesada, la Catedral de Nuestra Señora de las Nieves.
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