¿Quién es aquella mujer frente al espejo, la que se parece a mí? ¿Por qué tiene mi cuerpo, pero su rostro no lo reconozco? Tengo miedo de la imagen al espejo, y es que falta algo de mí…
Hacen falta mis ojos sin juzgar siempre lo que soy.
Siempre que se piensa en desnudez, automáticamente el cerebro te remite a una imagen en concreto: un dueto de cuerpos sin ropa, mientras se toca a la par alguna melodía al son de un coito interrumpido. Inmediatamente se vincula a la desnudez con el sexo porque no se piensa en que la única desnudez que se conoce al principio es la propia.
Se nace desnudo; uno se desarrolla en el vientre materno sin otra cosa que no sea el líquido amniótico que le rodea. Estar sin ropa es, antes que nada, un símbolo inherente a la intimidad, pero ¿qué intimidad es de la que nacen todas las demás, si no es primero la que uno mismo tiene consigo? ¿No es la propia aceptación la que debe existir antes que cualquier otra? Eso es justamente lo que Polly Penrose quiere mostrar al mundo con sus fotografías.
A veces hace falta mirar dentro de uno mismo para darse cuenta de que el desastre que hay en nuestra vida es porque nace desde adentro. Muchas veces vamos por la vida con un el espíritu quebrado e intentamos sobreponernos a ello y continuar como si nada, pero hace falta valor para ver lo que está mal con uno y mucho más para afrontar lo que se tiene que arreglar.
Polly Penrose es una fotógrafa británica que, habiéndose hecho consciente de la finitud del ser humano y de que el tiempo nos cambia a todos, decidió embarcarse en un proyecto llamado “A Body of Work”, en donde se muestra a sí misma en diferentes posiciones como parte del paisaje, de la escena que viste la fotografía. Ya lleva siete años en el proyecto y a pesar de que —en sus propias palabras— es doloroso tener que correr para colocarse en esas posiciones mientras el timer corre, para ella estas fotografías se han convertido en una especie de diario en el que refleja lo que cada momento trae dentro de sí.
A veces sólo queremos ser el cuerpo; no la persona, sino el objeto. Es más fácil mostrar el cuerpo que el rostro, porque el alma se puede ver a través de los ojos más que de cualquier otra parte. Aceptamos ir con el torso de frente en vez de con la cara en alto porque nos da vergüenza mirar, porque da miedo enfrentarse al camino… pero hace falta hacerlo.
El descuido y alejamiento de ti puede conducir a que, sin darte cuenta, te vuelvas parte de un panorama general. Tú y tu entorno no deberían ser la misma cosa, pero a veces el mundo te absorbe; entonces te encuentras desprotegido y solo en una realidad que dejaste avanzar hacia donde no querías, hasta un punto casi entrópico.
En esta lista, hay otros proyectos suyos involucrados además de la serie fotográfica de autorretrato “A Body of Work”; también se encuentran sus proyectos “Paperwork”, “Commissioned”, “Pool Party”, “I was never good at yoga”, entre otros, de los cuales podemos observar un poco en este espacio.
También el esplendor del alma es algo que se debe conseguir a través del autoconocimiento: si tú mismo no eres capaz de ver la belleza que hay en ti, es probable que sientas que nadie más la vea. Experimentar con cada parte de ti es clave para conocerte mejor y aprenderte a apreciar: el arte de la profundidad requiere de introspección.
Ser tu propia luz: un reto grande de afrontar y probablemente, el más importante de la vida. Siempre habrá luz del sol o de la calle, manos amigas y caminos rectos, pero si tú no eres capaz de observar tus virtudes y saber que tú mismo puedes ser tu guía, nunca vas a ser quien forje el camino por el que vas.
¿Podemos convertirnos en lo que portamos? Vivimos tan inmersos en el consumismo que muchas veces no nos podemos librar de lo que tenemos encajado en la cabeza. Hace falta salir de la red de lo cotidiano para poder expandirte y ver cómo eres realmente.
Dar paso a una nueva vida es parte del ciclo vital para el ser humano: Naces, creces, te reproduces… pero ¿estás preparado para engendrar a otro ser? Cuando empiezas a formar otra vida dentro de ti, tienes que aprender a contemplar el mundo por dos, así que lo mejor será hacer un viaje introspectivo para dar lo mejor.
Nadie mostraría su cuerpo sin haber visto y analizado cada parte que lo conforma porque no tememos tanto a lo que no conocemos como a lo que los demás puedan conocer de nosotros. Tener la confianza para verse desnudo es aceptar verse con todo: defectos y virtudes, una belleza imperfecta. La desnudez es la cumbre de la conciliación con uno mismo y la comunión con cada parte que te conforma. Sin duda aprender a estar con uno mismo es un arte.
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