Desde tiempos ancestrales, el ser humano ha tenido la necesidad de marcar aquello que es de su propiedad, incluidos los libros. La locución latina, ex libris, se puede traducir como “de los libros de”, y se refiere a las marcas de propiedad, como la estampa, la etiqueta o el sello, que se suele colocar en el reverso de un libro para identificarlo. Normalmente, la locución ha ido acompañada del nombre del dueño o de la biblioteca a la que pertenece. Según se sabe, el primer antecedente que existe es una placa de barro cocido y esmaltada que señala que el libro pertenece al faraón egipcio Amenhotep III.
La práctica de marcar los libros se extendió durante la Edad Media, en la cual cada libro era producido a mano, y por ende requería mucho tiempo y dinero para su producción. Ante tal situación, un libro representaba poder y riqueza entre las iglesias y conventos que contaran con los títulos entre sus estantes, por lo que marcarlos se hizo trascendental. Evidentemente, las instituciones religiosas aprovecharon su poder sobre la población para agregar mensajes que desmotivaran el robo de los libros.
Por ejemplo, un libro que se encuentra en el templo de Daigoji en Japón, reza lo siguiente: “Robar este libro cierra las puertas del Cielo, y destruirlo abre las del Infierno. El que tome este libro sin permiso será castigado por todos los dioses de Japón”.
Con la invención de la imprenta, obra de Gutenberg, la nobleza pudo acceder a los títulos, por lo que aprovechó las ex libris para hacer patente su poder y estatus, colocando su escudo y nombre como parte de la marca. Aprovechando a una incipiente clase burguesa que gozaba del mecenazgo, los grandes ilustradores de libros de la época también diseñaron las marcas para la nobleza. Dichas ex libris evolucionaron para dibujar figuras alusivas al contenido de los libros, dibujos, ilustraciones y referencias al dueño y su pensamiento filosófico. Con el gran auge de los libros en el siglo XIX, las marcas de propiedad se hicieron aún más importantes.
Algunas de las técnicas más utilizadas fueron la xilografía, la calcografía, la litografía, la serigrafía y el fotograbado. En la actualidad, la gran mayoría se diseña por computadora, y se imprimen o se reproducen fotográficamente.
El Museo Frederikshavn Art Museum y la colección Ex libris, tienen en conjunto mas de 450 mil ilustraciones; la colección más grande de ex libris en el mundo, teniendo entre su colección piezas que datan desde el siglo XIX, hasta aquellas producto de la tecnología digital. Su gran biblioteca, disponible en línea, nos ofrece un acercamiento a la historia de las marcas de propiedad en los libros. Cabe resaltar además, que la colección ofrece un apartado especial para aquellas marcas de libros eróticos, mismas que reflejan la cultura del erotismo llevada a la ilustración.
Con un alto contenido gráfico, las ex libris demuestran la fantasía y fetiche alrededor de los órganos sexuales y zonas erógenas, los actos lésbicos y múltiples filias. Los libros, que seguramente pertenecen a títulos de erotismo o que son fruto de la imaginación del ilustrador, evidencian las más profundas pulsiones del ser humano, mismas que serían dignas de estudio para el padre del psicoanálisis: Cadáveres que mantienen relaciones sexuales con mujeres, féminas con dos culos, mujeres cabalgando penes alados o escudos heráldicos en honor al pene.
La diversidad de ex libris, así como de los ilustradores, es tan variada que merece tiempo y espacio para consultar el erotismo humano visto desde las marcas de propiedad de los libros. Te compartimos una serie de ex libris, pertenecientes a la colección de Museo Frederikshavn Art Museum y la colección homónima, misma que puedes consultar en su totalidad en esta dirección.