“¿Es inmoral haber pagado por un poco de compañía?
Mi mujer me había dejado unos meses antes, aunque aún escuchaba los gritos de esa noche. Toda nuestra vida juntos me había reprochado por mis intereses, gustos, actitudes y hábitos hasta que aquel día se cansó. Al cabo de unos días empecé a extrañar la compañía de una persona, la posibilidad de amar, el calor de un cuerpo junto al mío y necesitaba saciar mis necesidades sexuales. Estaba harto del porno y de la distancia entre la computadora y cualquier servicio de webcams, así que decidí aventurarme a algo nuevo. Ya había leído sobre ello en múltiples foros, había hecho presupuestos e incluso había complacido a mis gustos en mi selección, sólo era cuestión de esperar a que tocara a mi puerta y disfrutar.
Sucedió un viernes por la tarde mientras veía la televisión. Llamaron a mi puerta y mi cuerpo comenzó a temblar. Sabía que era ella, por fin había llegado. Firmé los papeles necesarios y la hice pasar. Destrocé la caja para encontrarla y agradecí el baby doll que la empresa mandó junto con la muñeca. Jamás me había venido tan rápido, pero fue inevitable ante la fina textura del orificio vaginal. Después sólo lloré durante un largo rato. Me sentía ridículo, abatido y humillado. Sentía sus ojos juzgándome, así que me desahogué, le conté toda mi vida y ella respondió con atención, silencio y comprensión. Fue entonces que entendí que esta relación trascendería el sexo”.
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Dirk y Jenny llevan tres años casados, aunque su relación es un secreto. La sencilla pero emotiva ceremonia fue oficiada por el propio Dirk y ocurrió entre las cuatro paredes de su departamento, ambos vestidos con sus mejores ropas y un bello collar en forma de corazón. No hubo anillo, ninguno cabía en los dedos regordetes de Jenny, pues por muy real que parezca es tan sólo una muñeca sexual. La particular relación entre Dirk y Jenny fue capturada por la lente de la fotógrafa alemana Sandra Hoyn en su serie fotográfica: Jenny’s Soul. Hoyn contactó a Dick en 2014, y si bien le pidió que modificara su nombre, le permitió documentar su matrimonio.
Tras una severa crisis emocional, Dirk decidió comprar una muñeca sexual por 6 mil euros, buscando compañía y alivio a sus necesidades sexuales. Sin embargo, con el paso del tiempo, entre la muñeca y el hombre se fue creando una particular “intimidad” y Dirk notó que la muñeca poco a poco lo curaba. Aunque resulte sumamente difícil de comprender, en palabras de Dirk, Jenny es una gran mujer que siempre lo escucha, lo apoya y que en ocasiones, incluso, le habla. Él entiende la locura que emana de su boca, pero argumenta que “Jenny ha descendido de un reino aún sin descubrir, donde las mentes están desconectadas del cuerpo físico y de los cinco sentidos humanos”.
El mayor secreto y la mejor relación amorosa de Dirk sólo ocurre en su departamento. Un amor que Dirk custodia celosamente de sus vecinos entrometidos, de su ex esposa, su hijo y cualquier invitado que acuda a su departamento. Desde su última crisis emocional, Dirk ha cambiado el ajetreo moderno por la calma de una habitación en compañía de Jenny, quien cada domingo recibe un cuidados baño, acompañado de masajes y polvos para preservar su “piel”. “Con mis exesposas siempre tenía que pelear por amor, pero no con Jenny. Con ella hay paz”, argumenta el hombre de 40 años quien trabaja desde su casa y escribe, junto con Jenny, un blog en Internet en el que comparten sus experiencias juntos.
“Es difícil limpiar a Jenny por dentro cada vez que tenemos sexo, por lo que prefiero venirme fuera. Al principio, como cualquier pareja enamorada, teníamos mucho sexo. Ahora eso ya no es tan importante para nosotros”.
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La fotógrafa alemana logró contactar a Dick en un foro sobre muñecas sexuales. Indagando en los diferentes modelos de relaciones amorosas en la actualidad, decidió realizar la serie fotográfica. Si bien su intención era encontrar nuevas dinámicas de interacción en parejas, era sencillo caer en lo morboso y bizarro al hablar de muñecas sexuales, pero Hoyn encontró algo más en esta relación. Conforme la convivencia con la pareja aumentó y la sinceridad de Dick se hizo evidente, la fotógrafa encontró que Dick mantenía con la muñeca un vínculo amoroso que hace unos años hubiera creído perdido. Dick habló de la noble alma de Jenny, de la que estaba tan enamorado. De este modo, el único puente que Dick tenía con sus propias emociones, sentimientos e impulsos sexuales, era a través de su relación con Jenny. Incluso, él asumía un papel de guardián y protector ante “alguien” frágil e inocente que sólo le ofrecía una válvula de escape.
“Jenny me da seguridad. No quiero vivir sin ella de nuevo. Estoy conmovido por la pureza, serenidad y honestidad de sus palabras”.
Tras cuatro años juntos, tres de matrimonio, Dirk fantasea con poder convivir con Jenny en público y disfrutar su relación en plena libertad. Dick aún tiene numerosos obstáculos por superar respecto a su relación con Jenny, principalmente el estigma social respecto al tema. Es precisamente en este punto en el que reside el objetivo de la serie fotográfica de Hoyn: derrumbar mitos detrás de las muñecas sexuales y demostrar que hay gente feliz con su estilo de vida, aunque éste vaya más allá de la norma.
Referencias:
“Intimate photos capture the relationship between a middle-aged man and his real doll”. Featureshoot.
“Jenny’s Soul. Sandra Hoyn”. Lens Culture
“Jenny’s Soul”. Sandra Hoyn.