Por Magalie Torres
“El órgano sexual más poderoso que tenemos es la imaginación. En nuestra cabeza ocurren cosas que no nos atrevemos a contarle a nadie, el sexo es el secreto personal mejor guardado del mundo. Desde hace un par de años, la pornografía explícita literaria nos ha dado un camino donde, hablar de nuestras fantasías y deseos, se volvió plática de sobremesa”.
Recuerdo de muy niña un libro verde que había en la mesita de noche de mi mamá, el título era Vagabunda, de Luis Spota. En la portada estaba una mujer con vestido de playa y al fondo se veía el mar. Me metía al baño con él, (porque era el único lugar de casa de mis padres que tenía chapa) ya que ese tipo de libros los tenía prohibidos, así como Los Renglones Torcidos de Dios y La Muerte de Artemio Cruz (que también leí a escondidas). Vagabunda tenía pasajes eróticos y sexuales, que seguro si los leo hoy son un chiste rosa, pero en ese entonces me parecía todo un reto imaginar lo que el autor me describía en esas escenas.
Ahora, Ethan Blackstone y Christian Grey son los nuevos Ryan Gosling y Chris Hemsworth de la literatura. Dos semidioses que han puesto a mujeres de todas las edades a hablar de sexo, a practicarlo, y las han empujado a un abismo fantasioso del cual ya no se puede regresar. 50 Sombras de Grey y El Affair Blackstone (ambas trilogías) desataron la euforia sexual a nivel mundial. Y eso está bien. Nada más sano para el cuerpo que el sexo y nada más divertido que imaginarlo. Bondage, sadomasoquismo y sumisión seguramente son las palabras clave más buscadas en Google “voy a tener suerte”.
A pesar de la apertura mental que estas trilogías le puedan dar a las lectoras, el pudor literario nos sigue ganando. Para algunas mujeres (y hombres), ir a comprar estos libros es como pararse en una sex shop y decirle al cajero que ese vibrador que estás pagando se lo vas a regalar a una amiga. Pero, gracias a la tecnología, en el Kindle nadie puede darse cuenta que cuando llevas a tus hijos al dentista estás leyendo “…quería hacerle el amor lentamente. Imaginaba su espectacular cuerpo desnudo expuesto hacia mí para complacerla en todas las formas posibles. Toda mía. Para mí solo”. Y ves a una mamá sonriente sin saber por qué.
Aunque La historia de O, El amante de Lady Chatetterly o El Amante sean libros eróticos y sexualmente explícitos, no fue sino hasta la llegada de autores como Rane Miller y E.L. James que la pornografía rosa o, el llamado “Mommy Porn”, tomó un camino permitido, abierto, y socialmente aceptado. Habrá algunas que sigan leyendo estos libros encerradas en un baño, como cuando yo leí Vagabunda, y nieguen categóricamente tenerlo en su mesita de noche, como habrá otras tantas que de aquí en adelante su vida sexual cambie.
Pudorosos o no, la imagen mental de unas esposas, un látigo y una soga a muchos nos quita el misionero que tenemos encima. Como lo dije, la imaginación es el órgano sexual más poderoso que tenemos, usémoslo todos los días.
Extras/Facts:
1) La Universidad de Harvard tiene un club llamado BDSM (Bondage, Domination & Sadomasochim).
2) Algunos hoteles tienen paquetes que contienen esposas, látigos y crema batida.
3) Puedes hablar con tu mamá de porno sin que abra los ojos de plato.
4) Ha inspirado peleas épicas de Twitter entre Breat Easton Ellis y el productor de la película.
5) El Mommy Porn ha movido la economía.
6) Nos enseñó que una mala portada de libro también vende (¿una corbata?).
7) Hay más bebés en el mundo.
8) El Mommy Porn ha vendido más libros que Harry Potter.