Y bajando Él a tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad poseído de los demonios… Muchas veces se apoderaba de él [el espíritu], y le ataban con cadenas y le sujetaban con grillos, pero rompía las ligaduras… Preguntóle Jesús: ¿Cuál es tu nombre? Contestó él: Legión.
—Lucas VIII, 27-30
La Biblia fue el primer gran libro en el que el demonio hizo su aparición bajo la forma en que lo conocemos en la actualidad. En diversos pasajes, como el que se acaba de mostrar, su presencia resulta un inquietante símbolo de la parte pecadora del ser humano, esa sombra misteriosa que acecha y cercar su alma, obligándolo a ceder al mal, a la mentira, a la desesperación y al rechazo de la luz.
“El aquelarre”
Francisco de Goya
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Después han sido muchas las manifestaciones artísticas que han retomado la figura del maligno para explorar y explotar su figura con diferentes propósitos. Músicos, escritores, poetas, ilustradores, escultores y pintores han dedicado un tiempo de su vida a plasmar su particular visión del demonio. Estremecedora resulta, por ejemplo, la figura de Satanás en “El aquelarre” de Goya, en la que un macho cabrío se sitúa en medio de un grupo de ancianas brujas que le rinden pleitesía en un territorio carente de vida. En la literatura, autores como William Peter Blatty con El exorcista o Clive Barker con Demonio de libro, han retomado la figura diabólica para hacer un análisis de las debilidades humanas y el papel de Satanás en la vida cotidiana. La banda de rock Mötley Crüe grabó un disco en el que el diablo es el protagonista principal; Shout at the Devil en el que se habla de los excesos de la vida musical.
“The Temptation of Christ on the Mountain”
Duccio di Buoninsegna
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Regresando a la expresión pictórica como herramienta para explorar la figura del mal, existe una obra dedicada al Príncipe de las Tinieblas llevada a cabo por Duccio di Buoninsegna: “The Temptation of Christ on the Mountain”. Dicha pintura ilustra el momento en el que Lucifer tienta a Jesucristo para que éste lo adore; a cambio, el Hijo de Dios podrá poseer el control absoluto del mundo después de que pase 40 días con sus noches en el desierto en perpetuo ayuno. Jesús desprecia los ofrecimientos de su enemigo, el cual aparece con un aspecto horrendo: alas de murciélago, patas de ave, orejas de gnomo y cabello erizado. Un par de ángeles custodian a Jesús para auxiliarlo y protegerlo. A sus pies se ven ciudades, las cuales son diminutas en comparación al tamaño que representa la divinidad. Dicha escena pertenece al Nuevo Testamento.
“The Temptation of Christ on the Mountain” forma parte de los varios paneles que conforman la obra llamada Maestà o Maestà de Duccio, un retablo de dos caras con varias escenas bíblicas, con Jesucristo como protagonista. Esta pieza de arte fue comisionada a su autor por la ciudad de Siena, en 1308, y llevada en procesión por las calles de este mismo territorio durante sus primeros años. “The Temptation of Christ on the Mountain” forma parte de 43 paneles traseros donde se relata la vida de Jesús y la Virgen. Estas piezas hoy se exhiben de manera separada de su obra original, ya que con el correr de los años se fueron esparciendo por el mundo; del fragmento que hablamos se encuentra en la actualidad en la Colección Frick de Nueva York.
Anverso
Reverso. En la parte baja (segundo panel de izquierda a derecha) se encuentra “The Temptation of Christ on the Mountain”
El demonio creado por Di Buoninsegna es tan aterrador debido a que su autor dio gala de un perfecto manejo de los colores, la narrativa visual y el contenido iconográfico. Cada imagen y sus detalles fueron elaborados con esmero, dedicación e implementaron un estilo moderno para la época, debido al dinamismo de las imágenes. Duccio di Buoninsegna fue uno de los artistas más importantes de Siena, Italia y uno de los más influyentes en el estilo gótico internacional. Al igual que el demonio Pazuzu de William Peter Blatty en El exorcista, o el demonio que cuenta su historia en la excelente novela de Clive Barker, Demonio de libro, la criatura oscura con larga barba de Duccio di Buoninsegna plasmó en la imaginación del púbico de imágenes realmente aterradoras que no debes ver si padeces ansiedad.