Arizbeth Chávez Chacón firma bajo el pseudónimo de “Aricollage”; que comenzó su producción de collage en 2009 y un año después empezó a exponer y a publicar en revistas locales. Le apuesta por el arte que sigue su fin en sí mismo, ese que no pertenece a ninguna institución ni copyright.
“Aricollage” se inició en el collage análogo y digital por propia necesidad, a partir de fotografías, recortes o una imagen cualquiera. Algo interesante en el collage análogo es la capacidad reestrictiva que conlleva, pues depende exclusivamente de las revistas o recortes que tenga en ese momento. Considera a cada una de sus piezas un diálogo directo con la memoria.
Las piezas inician su proceso con la inspiración de una canción o un disco en particular, una película, el ruido urbano o alguna conversación ajena. A estas se suman las referencias visuales de plataformas digitales como Behance o Tumblr.
A gusto personal confiesa que tiene predilección por los objetos antiguos y materiales desgastados, y preferencia por recortes que involucren a la infancia ‒en cualquier época, tiempo, espacio‒, niños haciendo algo (corriendo, comiendo, saltando, etc). Además mantiene una gama de colores y disfruta de la experimentación con distintos ambientes y atmósferas.
Colaboró con Ciudad Foco A.C., una asociación civil de Cuernavaca; y en el arte y diseño del disco Morelos: escena social, con el que encontró nuevos usos y prácticas del collage como instrumento social. Actualmente colabora en T.SHH!, un proyecto silente de Guadalajara el cual pone en perspectiva a las playeras como lienzos para diversos artistas mexicanos. También, el año pasado hizo una serie de intervenciones de los retratos asistidos para el poemario Borealis, de la poeta mexicana Rocío Cerón.
Aricollage ama recolectar objetos de la calle a los que siempre encuentra una función divertida. Cree abiertamente en la interdisciplina y en el vínculo con otras fuentes creativas, por ello también le gusta colaborar con diseñadores, artistas, escritores o simplemente con amigos.