Si hablamos de la identidad mexicana se despliega una enorme lista de nombres, figuras y colores sobre la idea de que “mexa” es “amor” en mexicano. El misticismo y la alegría se combinan para crear esa realidad que incluso a quienes vivimos rodeados de ella sigue sorprendiéndonos todos los días.
Mientras en todo el mundo la Virgen o el niño Dios son figuras aun más respetadas que la propia madre —a quien cariñosamente llamamos “la chingada”—, en México estas dos figuras se visten de cholo y ponen sobre su piel, casi por voluntad propia, tatuajes que representan todo lo que somos. Las balas, las flores y esa violencia que nerviosamente adornamos para demostrar que no le tenemos miedo a la muerte. Absolutamente todo eso es lo que nos nutre y nos hace personas únicas.
Todo esto no se trata de crear una imagen exótica de nosotros mismos como lo han hecho muchas otras personas a través de souvenirs e historias que nos pintan como una sociedad que se quedó estancada en el siglo pasado, como si fuéramos las mismas personas que Juan Rulfo retrató en sus textos. Sin embargo, lo que en realidad nos define es todo aquello que adoptamos del exterior para aprobar lo que nos guste o nos haga sentir como en casa; después de todo, la sangre de tres —o más— culturas diferentes corre por nuestras venas.
Así, de colores, patrones distintos y una sensualidad un poco desconcertante, se forman las ilustraciones de Dia Pacheco, una ilustradora y tatuadora mexicana que a través de sus diseños nos demuestra que la identidad mexicana, con todas sus tonalidades y formas, no puede manifestarse como algo concreto, sino como una unidad compleja que sólo puede descubrirse a través de todas sus partes. De tonos vivos y marcadas líneas negras; cada trazo hecho por la artista es como una letra más que va directo al libro que contiene aquellas historias que nos ayudaron a encontrar quiénes y cómo somos ante el resto del mundo.
Si una ilustración que sólo podemos ver en la pantalla de nuestro celular puede decirnos tanto de nosotros mismos, plasmarla sobre nuestra piel en forma de tatuaje puede ser la manera más sincera en que podríamos definirnos sin siquiera decir una sola palabra. Lo único que hace falta es que encontremos la estampa específica que nos contenga en cada una de sus líneas y colores; desde algo cotidiano como el aguacate o un entrañable recuerdo como los refrescos en bolsita, absolutamente todo lo que nos rodea es un elemento perfecto para definir aquello que nos construye.
Las imágenes creadas por Dia junto con el talento de algún tatuador nos demostrarán que para que lo mexa pueda vivir dentro de cada persona no hacen falta palabras, sino mil imágenes y colores con los que, al unirse, se forma un conjunto mágico de sueños e ideas que forman entre sí eso que orgullosamente podemos llamar identidad.
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Para conocer más acerca del trabajo de Dia Pacheco, puedes visitarla en su Instagram.
