Ese fastidioso reflejo es el que nos muestra lo que somos. Nuestra visión no permite ver nuestras imperfecciones y entonces llega, con su monstruosa verdad, amplificando cada detalle, revelando los secretos y capturando las miradas. Los espejos no mienten, son silenciosos testigos y voceros de aquello que se muestra frente a ellos y esa es una de las razones por las que han sido importantes durante toda la historia del arte.
Antes de la cámara fotográfica no había forma de tener un registro instantáneo, por lo que muchas veces la pintura era la que servía para guardar no un recuerdo, pero sí un evento. Y así como hay importantes fotógrafos que piden el reconocimiento de su obra, algunos que hacen autorretratos y más, los pintores también comenzaron a gestar esa especie de ego. Desde que salieron de los talleres en los que eran un ayudante más y se hicieron de un nombre, cuando el ego comenzó a permear el mundo del arte y una firma ya no era suficiente, los artistas hicieron uso de los espejos para inmortalizarse.
En uno de los cuadros más importantes del Renacimiento, Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa, el artista flamenco Jan van Eyck hizo más que un registro de una pareja. Colocó un espejo en el centro de la pintura. Ese objeto es lo primero que la vista revisa cuando ve el cuadro, y si se mira en detalle se puede observar la declaración del artista “Jan van Eyck estuvo aquí en 1434”, así como la grandiosa técnica de uno de los primeros pintores que perfeccionaron la perspectiva. En el espejo se ve el matrimonio de espaldas y a los testigos de la boda, uno de los cuales es el propio van Eyck.
Otra gran pintura es la de el legendario Diego Velázquez, a quien no le bastó con saberse retratista de la corte en su época, necesitaba dejarlo claro, y vaya que lo hizo. En su obra maestra Las meninas de 1656, el artista muestra un ingenioso juego de perspectiva. Sitúa al espectador en los ojos de los reyes. En primer lugar eso es bastante importante porque rompe con la cuarta pared y también podría ser una declaración social. Por otra parte, en los detalles podemos encontrar al pintor, quien se encuentra a la izquierda del cuadro y a pesar de que no es la figura principal, sí se muestra mucho más grande que el reflejo de los reyes en el espejo.
Aquí el espejo ha sido colocado para mostrar a los reyes, pero lo hace de una forma que casi parece una burla. Ellos se encuentran relegados al último lugar, a lo más pequeño y peor aún, a un simple reflejo y no a una representación primaria. Aunque también se puede tratar de un gran honor porque si el cuadro se está viendo desde su punto de vista se podría decir que los reyes abarcan la obra en su totalidad y simplemente estamos viendo algo desde sus ojos. Esta es una de las obras más enigmáticas de la historia del arte y aquí puedes aprender más sobre ella.
En el postimpresionismo podemos encontrar el reflejo de Manet en su obra Bar en el Fioles Bergere de 1882. La apariencia del espejo, la multitud que rodea, la ubicación de las botellas, todo hace que las cosas sean difíciles de distinguir, y sin embargo esta ha pasado a la historia del arte como una de las obras más importantes en la historia del arte.
El gran Salvador Dalí haría sus propios experimentos reflexivos en torno a los espejos con su pintura Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis verdaderos espejos. La obra de nombre inmenso data del año 1972 y fue uno de los ejercicios de Dalí sobre perspectiva, en estos intentó conseguir un efecto de tridimensionalidad y una profundidad intensa. Así como Velázquez enfrenta al espectador viéndolo a los ojos, lo mismo hace Salvador Dalí.
Finalmente, el arte contemporáneo también ha usado el espejo en infinidad de ocasiones. Para hablar de algo relativamente conocido se puede mencionar la obra Infinity Mirrored Room de los años sesenta en la que la artista japonesa Yayoi Kusama convierte a uno con el infinito gracias a una sala llena de espejos. Aquí el lienzo no existe, el espejo es la pieza y se convierte en algo tan inmersivo como catártico, no fue coincidencia que su exposición en México causara tanto revuelo.
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