¿Qué es esa fuerza oculta que conlleva siempre la verdad, de la misma forma que el bien debe triunfar sobre el mal, la luz sobre las tinieblas, lo permitido sobre lo prohibido y todo secreto, tarde o temprano, debe ser revelado?
En la sociedad actual, el principio moral que rige sobre las conciencias de las personas está íntimamente ligado a la institucionalización de la verdad y sus formas jurídicas y religiosas. Ya sea por evitar problemas con la ley o mantener la conciencia tranquila, un amplio sistema de confesión se despliega sobre todas las relaciones en la sociedad, que incluye pruebas, confesionarios, declaraciones, juzgados, testigos, culpables e inocentes. ¿Qué delimita en la sociedad actual el dominio de una obra de arte? El carácter personal, una profunda expresión, la exhibición de una pieza de creatividad propia o la utilidad social de una obra son motivos con los que frecuentemente se juzga a través del rasero que diferencia entre una obra de arte de lo que no lo es. En este caso, el proyecto de estos dos artistas dista de coincidir con alguno de estos criterios.
Gideon Jacobs y Gregor Hochmuh, dos artistas radicados en Nueva York, pusieron en marcha una empresa tan misteriosa como desconcertante. Se trata de CONFESSION, un proyecto artístico que trata de funcionar como un mecanismo de confesión, a través del cual, personas de cualquier parte del mundo pueden declarar ese secreto impronunciable o bien, funcionar como receptores de las más oscuras revelaciones. La forma en que funciona es simple, sólo hace falta un teléfono y marcar al número (917) 809-7319. Una contestadora ofrece el breve menú de opciones: Marca 1 para confesar algo o 2 para escuchar las confesiones de alguien más.
En palabras de sus creadores, CONFESSION nació de la idea de Internet como un medio constante de confesión, basado ante todo en el anonimato que –supuestamente– adquieren las personas cuando navegan delante de una computadora o smartphone en cualquier parte del globo sin saber quiénes son, ni siquiera conocer su apariencia física o su voz, sólo su rastro escrito como constancia de la presencia de un ser inteligente, capaz de articular enunciados dentro de un campo de texto.
Desde su lanzamiento, Jacobs y Hochmuh estiman que reciben en promedio más de 3 mil llamadas cada noche, todas de confesores dispuestos a escuchar o ser escuchados. La dinámica se simplifica en la línea telefónica, pues quienes confiesan no tienen un tiempo límite para hablar sobre aquello que necesita ser dicho y pueden hacerlo mientras la persona al otro lado de la línea mantengan el teléfono descolgado. El receptor no puede hacer más que escuchar, pues su bocina es silenciada.
¿Cuál es la propuesta artística detrás de este proyecto? ¿Acaso el mecanismo de confesión, presente en distintas religiones alrededor del mundo, cumple con un fin social que recae sobre el peso de la verdad?
Para el cristianismo, la confesión es el método a través del cual el hombre lleva un examen de autoconciencia de sí. Se trata del primer dispositivo que funciona a través de un ejercicio de descubrimiento de la verdad, un mecanismo de confesión que es necesario para la purificación y la salvación de las almas, un requisito que de no cumplirse, conlleva la condena de vivir bajo pecado y estar destinado al mundo de las sombras.
Desde la caída de Roma, el cristianismo se expandió a todo el globo y con él, una moral de esclavo conquistó gran parte del mundo occidental. Se trata de la transvaloración de la que habló Nietzsche: ahora el débil y el sumiso representan el ideal de la sociedad, mientras los valores clásicos sobre los que descansaba la dicotomía amo–esclavo, fuerte–débil, desaparecieron poco a poco.
La verdad pasó de constituirse como un requisito ascético, necesario para subir al reino de los cielos, a convertirse en la base sobre la que se fundó el sistema judicial y penal moderno, en consonancia con los más altos valores humanos que se promulgaron a partir de la desaparición del feudalismo, especialmente la libertad. Las declaraciones se hicieron una constante en la sociedad liberal y desde entonces las máximas del derecho descansan en la promesa en los testimonios fidedignos, porque según la palabra de Jesucristo, “la verdad os hará libres”.
Si bien CONFESSION carece de importancia artística, el éxito del fenómeno como experimento de la realidad social es una muestra innegable de la necesidad de mecanismos de confesión que operen sutil o explícitamente, con el objeto de redención, con la misma lógica de aceptación y autodescubrimiento de una “verdad” que a pesar de que no deba ser compartida, exige ser revelada en confesionarios cristianos, juzgados, blogs de Internet o líneas anónimas de teléfono; en pos de la paz espiritual, el camino al cielo, la presunción de libertad o bien, la “sensibilidad artística”.
Si te interesa conocer más propuestas artísticas acerca del mecanismo de confesión, mira el cuarto de las confesiones de Candy Chang. ¿Sabías que existe un grupo oculto que bajo la bandera del cristianismo, practica el abuso sexual a menores de edad y opera discretamente en todo el mundo? Lee La Familia Internacional: el culto cristiano que escondía abuso sexual a niños.
*
Fuente:
CONFESSION