La obra de Rafael Lozano- Hemmer da voz a quienes han sido silenciados, convierte en tangibles las invisibles cifras del crimen y ha utilizado la tecnología en favor de los derechos humanos y la empatía.
Rafael Lozano- Hemmer es uno de los artistas electrónicos más importantes en la escena internacional del arte contemporáneo y su primera instalación permanente en México será la última pieza que se sume a la colección del Museo Memoria y Tolerancia, de acuerdo con su fundadora y presidenta Sharon Zaga. El museo ha dado la misión al artista de convertir en una experiencia tan estremecedora como trascendente las estadísticas lúgubres de la violación de los Derechos Humanos a nivel global. Ante este reto, Lozano- Hemmer se preguntó- como lo ha hecho durante 25 años de carrera-por el lenguaje de los datos y las métricas.
Sus piezas se han caracterizado por ser reflexiones sobre la humanidad bajo la herramienta de la estadística, basta recordar obras como Performance Review un escáner de huellas dactilares que grababa todas las huellas de los visitantes para sumarlas a un archivo, al reflexionar acerca del poder de una simple huella que te da acceso a tu teléfono o a tu país, o que si estás en Estados Unidos te separa de tus familiares. Los datos dactilares se recopilaron hasta conformar un paisaje digital donde más de 10, 000 personas estaban representadas. También vale la pena recordar la pieza digital Zero Noon que consiste en un reloj que mide los rangos de tiempo con base en estadísticas de datos de internet, como cantidad de deportaciones, nacimientos, horas invertidas en videojuegos o cuántas tortillas que se han comido en México. Esta era una propuesta distinta de visualizar los datos y representarlos de otras maneras para cambiar nuestra percepción ante ellos.
“Esta idea de representar los datos me parece crucial como artista porque creo que vivimos en esta época en donde hay una saturación tal que no podemos reaccionar a los datos. Por ejemplo si yo les digo a ustedes que 80,000 niños mueren diariamente por enfermedades curables, todos escuchamos eso y decimos que es terrible, para luego continuar con lo siguiente”.
“Creo que uno de los retos de los artistas es hallar formas que nos ayuden a tomar consciencia sobre los ritmos de esta infamia”. Rafael Lozano- Hemmer
Metrónomos es una instalación cinética compuesta por ocho horcas invertidas, las cuales se mueven conforme a las estadísticas de crímenes en contra de la humanidad. Cada horca responde a un crimen diferente, por lo que cada vez que vemos que una soga se mueve, alguien acaba de ser torturado, una mujer acaba de ser violada o una especie se ha extinto. Cuando el metrónomo se mueve, un ser humano ha sido violentado.
Así, la obra se convierte en un perfil estadístico de la infamia y nos permite entender el ritmo en que esos crímenes acontecen en la cotidianidad. Eso significa que si a cada hora se extinguen ocho especies, ese será el número de veces que se moverá la pieza en dicho lapso de tiempo. La horca que señala los asesinatos oscilará 51 veces por hora, 1,666 veces marcará que un niño ha sido esclavizado y 444 movimientos indicarán la cantidad de niños desplazados forzosamente. Serán 18 las veces en que la horca señale una tortura, 56 un exterminio por hambre, y 1,027 las mujeres violadas cada sesenta minutos alrededor del mundo.
Asesinatos, exterminio, desplazamiento forzado, desaparición forzada, esclavitud, tortura, violencia sexual y crímenes contra el medio ambiente son las ocho estadísticas que marca la pieza, mismas que en el futuro se actualizarán reflejando fielmente la situación en el mundo.
Cada una de las piezas tiene en su interior una pequeña computadora y la información no cambiará hasta que se realice un nuevo censo.
Para esta pieza, Lozano-Hemmer parte de la idea de Richard Bucksminster Fuller acerca de buscar fórmulas planetarias para entender los problemas, porque el primer paso para resolverlos es poder visualizarlos. “Para mí como artista, esta obra es una visión simbólica de qué tan frecuentemente esto sucede” afirma el autor.
La soga que le da forma a la obra es una horca invertida, con la idea del autor de que simulan figuras casi antropomórficas, es decir que parecen tener un rostro y ser personajes con quienes te confrontas frente a frente. Una interpretación adicional es la idea de que no puede existir un suicidio porque la gravedad no funciona a la inversa. La horca nos relaciona de manera cercana con conductas como la tortura, el suicidio, y el homicidio al ser un símbolo. Y a pesar de ello, Lozano- Hemmer afirma que Metrónomos se trata de una exposición positiva porque ha cambiado el sentido de elementos usualmente empleados para asesinar y los ha convertido en una toma de consciencia sobre los crímenes y su impunidad.
“Es una pieza muy sutil, una pieza frágil, metoestable que está en constante oscilación y únicamente nos queda desear que en el futuro las sogas dejen de moverse”.
No te pierdas esta instalación que nos invita a reflexionar sobre los crímenes contra la humanidad en el Museo Memoria y Tolerancia, al término de la sección dedicada a la Memoria. Esta obra se ha realizado con el apoyo del Gobierno de Canadá a través de su Embajada en México.
Conoce más de la obra de Rafael Lozano- Hemmer en su sitio web lozano-hemmer.com.
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