«Lo que sufrí es increíble, por supuesto, pero he vivido. Lo que sufro hoy es terrible, mucho más que cuando era joven y lleno de entusiasmo y fervor (porque ahora estoy convencido de que ya no tengo un futuro por delante). Sin embargo, me parece que no dudaría, si tuviera que empezar de nuevo, seguir el mismo camino».
Cuando piensas en impresionismo, seguramente llegará a tu mente Claude Monet, Édouard Manet, Auguste Renoir o Edgard Degas. Sin embargo, el precursor de esta corriente ha permanecido en el olvido; se trata de Camille Pissarro, ¿lo conoces?La historia de Pissarro es curiosa; parece dominar en ella una especie de regularidad nómada, un cambio constante interiorizado en su obra. Nació en 1830 en el seno de una familia adinerada en el Caribe, más precisamente en Santo Tomás, isla que en esos tiempos pertenecía a Dinamarca. Su padre era portugués con nacionalidad francesa y descendencia judía. Su madre era dominicana. Cuando cumplió 12 años realizó una visita a París, lo que fue fundamental para su decisión de dedicarse al arte. Más tarde regresó a la ciudad que lo vio nacer y poco después visitó Venezuela. Para 1855 convencido de cuál era su destino, volvió a París, pese a la inconformidad de su padre quien no quería que se dedicara a la pintura.
Tomando las riendas de su vida, viajó a Londres donde conoció a Monet. Ambos se reunirían más tarde en Francia con Renoir, Manet y Guillaumin. Sin advertirlo, Pissarro se convertiría en el precursor del impresionismo francés.
Al tiempo, el artista encontró una fuerte afinidad con las ideas anarquistas entonces en ebullición, por lo que a menudo chocaba con la estructura normalizada que regía las exposiciones en el país europeo, así que, siguiendo su propio camino, fundó el grupo de impresionistas parisino, donde expuso sus obras por ocho años. Es importante recalcar que, aunque tuvo un periodo de experimentación, Pissarro siempre vio en el impresionismo su manera de expresión.Pissarro fue sobre todo un artista de la au plein air; sus paisajes están hechos en plena luz del día, teniendo la realidad como modelo. Fue hasta una complicación de salud que tuvo que recluirse en su departamento, desde donde pintaba el escenario parisino. Esta característica pictórica parece estar en consonancia con su vida; fue un hombre que decidió vivir sin asideros, arriesgándolo todo en cada momento.
La sensibilidad propia de su creación no se agotó sólo en las pinceladas, también dejó tras de sí algunos escritos que quedaron como testigos de su manera de ver el mundo. Por eso, aquí te compartimos algunos fragmentos que, probablemente, te ayuden a superar la pena y el dolor. Acompañando los breves escritos, encontrarás parte de su maravillosa obra. –
«Todo es hermoso, lo único que importa es poder interpretarlo».
«Considero una pérdida de tiempo pensar sólo en la venta: uno olvida su arte y exagera su valor».
«Detener a un joven que va donde sus pasiones lo llevan, es prácticamente imposible».
«Creo firmemente que nuestras ideas impregnadas de la filosofía anarquista dejan su huella en nuestro trabajo».
«¡No olvides que no debes ser nadie más que tú! ¡Pero hacer esto requiere esfuerzo!»
«El arte es, de hecho, una expresión de pensamiento, pero también de sensación, sobre todo de sensación. […] Comencé a comprender mis sensaciones, a saber lo que quería, alrededor de los cuarenta años, pero vagamente; a los cincuenta años, que fue en 1880, formulé la idea de unidad, pero sin poder hacerlo; a los sesenta, empecé a ver la posibilidad de representarlo».
«… soy melancólico por naturaleza, no refinado y salvaje en apariencia, es sólo después de algún tiempo que la gente puede apreciarme».
«Toda la tristeza, toda la amargura, toda la tristeza, los olvido y los ignoro en la alegría de trabajar».
«Bienaventurados los que ven cosas hermosas en lugares humildes donde otros no ven nada».
– Fue el empeoramiento de una enfermedad oftalmológica la que lo hizo regresar a su apartamento en París desde donde, sin embargo, no paró su actividad aunque cambiando los amplios bosques por edificios y personas. Resulta sorprendente –y un tanto lamentable– cómo este pintor, si bien no quedó en el olvido, no goza del mismo renombre que otros impresionistas franceses. Es cierto que muchas de sus obras están expuestas en el Museo d’Orsay en París, pero también es verdad que no ocupa el mismo lugar que Renoir o Monet.
**
Si quieres conocer más sobre arte, descubre las 7 caras ocultas de Frida Kahlo y conoce éstas 10 cosas que seguramente no sabías de Da Vinci y Miguel Ángel.
*ReferenciaTrianarts
News Of The Art World
The Cult