Mis ojos no están hechos para leer un cuadro, sino para verlo. La pintura es color.
–Yves Klein
En 1962, Yves Klein creó las Zonas de Sensibilidad Pictórica, que consistían en una serie de lugares parisinos, visiblemente vacíos, idóneos para dedicarse a la espiritualidad, a meditar, relajarse, aislarse y contemplar desde una energía radicalmente distinta la vida. Esta obra superó a la pintura y la escultura, dando paso a una pieza de arte acción en la que el principal material de composición era lo inmaterial.
El performance propuesto por el artista consistía en la compra–venta de un espacio “vacío” a cambio de varias láminas de oro. El comprador podía pagar el oro convenido y conservar el recibo o continuar el ritual con Klein quien incineraba el papel y la mitad del oro la arrojaba al río Sena. Para validar la transacción contaban con un crítico de arte, un director de museo y un notario como testigos. Las ocho chequeras de banco creadas para esta pieza se consideran además libros de artista, de las cuales se conservan solamente cinco, pues Klein vendió durante su carrera ocho de estas piezas a varios coleccionistas capaces de distinguir la verdadera naturaleza de una obra de arte.
Yves Klein
Páginas del libro de prensa de Yves Klein documentando la transferencia de Zonas de sensibilidad
inmaterial pictórica a Michael Blankfort, (IMMA 15), 1962. Reproducción hecha en 2005)
Transferencia de Zonas de sensibilidad inmaterial pictórica a Michael Blankfort. Serie n°4, Zona
n°01, (IMMA 15), 1962
Acción artística
© Yves Klein Estate, ADAGP, Paris / SOMAAP, Mexico, 2017
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“Al rechazar la nada, descubrí el vacío” diría Klein acerca de esta pieza, la cual tenía una reflexión muy clara: el incalculable valor del arte en un sistema capitalista que le pone precio a todo. El artista burló el juego del mercado, que establece que al vender cualquier objeto se convierte en propiedad privada, porque él sabía que hay cosas que realmente no pueden poseerse y no por ello son menos valiosas. Esta obra de arte puede compararse con la inversión intangible de comprar una estrella, para nombrar como tuyo algo que no puedes almacenar en una vitrina pero que en esencia tiene un valor que supera todo lo que almacenamos en nuestros cajones.
Las obras de Klein no pasaron a la historia del arte por su material ni sus formas, sino porque descubrió que la intencionalidad del artista basta para la lógica de este sistema. En el concepto de una zona de sensibilidad inmaterial pictórica, por ejemplo, halló un rincón del mundo con cierta energía y disposición para experimentar el arte en su más pura expresión. En la creación de este personaje esotérico, extravagante y sumamente espiritual, el único pago aceptable por su pieza podía ser en oro de acuerdo con el ideal alquimista de dicho elemento, como material áureo que representa lo absoluto. Un pago donde el oro representa el vacío, por lo tanto lo único aceptable a cambio de un vacío es la pureza, acompañada por la quema del recibo como un sacrificio de energía por la transacción.
En esta obra puede resumirse la visión artística de Yves Klein, que privilegiaba lo simbólico, el ritual, la crítica, y el concepto del arte como la máxima experiencia invaluable de la vida humana.
Yves Klein
Box with ingots [Caja con lingotes], ca. 1959
Caja con seis lingotes de oro, 5,5 x 11 x 3,5 cm
© Yves Klein Estate, ADAGP, Paris / SOMAAP, Mexico, 2017
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A Klein lo conmovían las pequeñas cosas que solemos menospreciar, aquellos detalles de la vida que despertaban en él una pasión genuina por la naturaleza y por encontrar el arte en todas partes. Para él, el objeto del arte no es un lienzo o una escultura, ni siquiera el performance, sino la vida misma y lo que la hace valiosa: lo intangible.
Por ello, la obra de Klein es mucho más que el azul, es la libertad y la rebeldía, porque nunca perdió sus ideales a pesar de ser rechazado desde el momento en que presentó su primer monocromo: “Expresión del universo de color naranja plomo” en 1955, cuando el jurado del Salon des Réalités Nouvelles, paradójicamente dedicado a la promoción del arte no figurativo, aseguraba que una pintura debía tener por lo menos dos colores y no solamente uno. De todas las soluciones que pudo haber hallado Klein para exponer su obra en tan prestigioso salón, él escogió defender su postura porque su pieza no fue guiada por un minimalismo formal sino como la mayor exaltación del color como una obra que representa la omnipresencia y el absoluto.
Yves Klein
Expression de l’univers de la couleur mine orange [Expresión del universo del color naranja mina],
(M 60), 1955
Pigmento seco y resina sintética sobre cartón montado sobre panel, 95 x 226 cm
© Yves Klein Estate, ADAGP, Paris / SOMAAP, México, 2017
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Su revolucionaria visión asumía al color como un campo de acción, como la obra misma donde la monocromía era el campo de sensibilidad inmaterial plasmado en el lienzo. En una época en la que predominaba la pelea de lo abstracto vs lo figurativo, él rompe con ambas posturas, pues lo importante al contemplar sus obras no es hallar formas, sino el hecho de dedicar un momento para percibir una dimensión que sólo se manifiesta al pigmentarse, es admirar lo invisible haciéndose visible frente a nosotros.
Gracias a su trabajo, ahora sabemos que la pintura tiene una sensibilidad propia, lo cual quedó claramente demostrada en una de sus exposiciones, en la cual vivió durante varios días en el interior de la galería mientras la pintaba completamente de blanco, hasta que se aseguró de que el espacio ahora le pertenecía, y el día que coincidió con su 30 cumpleaños, abrió las puertas al público que ahora podía admirar una poética acción donde el “vació” se consumió por la presencia, también inmaterial, del arte.
El arte se convirtió así en experiencia, superando los límites en las acciones de Klein que se manifestaron en pinturas azules en el suelo, pigmento en ramas, esponjas, esculturas y casi cualquier objeto en el período que lo llevó a la fama. El cuerpo como material carnal y humano fue también inspiración para este visionario quien trabajó con modelos, no pintándolos ni esculpiéndolos, sino convirtiéndolos en pinceles para crear sus famosas Antropometrías.
Yves Klein
Antropometría sin título, (ANT 92), 1960 ca.
Pigmento seco y resina sintética sobre papel, 220 x 150 cm
© Yves Klein Estate, ADAGP, Paris / SOMAAP, Mexico, 2017
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La cosmogonía de Klein se manifestaba en su interés por todo aquello que no podemos controlar, como la mística que reside en los elementos de la naturaleza y las fuerzas que no comprendemos pero dirigen nuestras acciones. Con esto en mente, en varios de sus viajes de París a Niza colocaba en el techo del auto telas con pigmentos, para que el viento trazara el camino e incluso llegó a hacer este mismo experimento en días de lluvia.
Agua, viento, y desde luego fuego, fueron herramientas de creación para sus piezas donde la naturaleza penetra y habita el cuadro, en trazos de lanzallamas y líneas de lluvia, de nuevo desafiando la materialidad tradicional de la obra.
Yves Klein fue un auténtico pionero y líder de la revolución azul, a la cual dedicó tanta pasión que lo arrastró a la muerte pues en sus procesos por alcanzar el todo en el color, descuidó el uso excesivo de productos químicos necesarios para la luminosidad, textura y espesor del IKB, patente del tono que lleva su nombre. El daño degeneró su salud poco a poco, hasta que colapsó en un ataque cardíaco a los 34 años, poniendo fin a una corta carrera que transformó los paradigmas de varios siglos de producción artística.
Yves Klein
Monocromo azul sin título, (IKB 67), 1959
Pigmento seco y resina sintética sobre gasa montada sobre p Yves Klein-Interiores- 07anel, 92 x 73
cm
© Yves Klein Estate, ADAGP, Paris / SOMAAP, Mexico, 2017
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Klein respetó el valor del vacío y lo convirtió en arte, mientras transformaba la vida en una experiencia sensible y artística, porque no existe una sin la otra. Probablemente ese fue su mayor legado, obligarnos a mirar hacia arriba para darnos cuenta de que en cada sensación inexplicable o elemento invisible puede esconderse la máxima expresión del arte: la espiritualidad de crear.
Como un merecido reconocimiento y la necesidad de exponer el trabajo de una de las mentes más trascendentales del siglo XX, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo MUAC presenta por primera vez en México una exposición retrospectiva del artista, donde podrás conocer desde su primer monocromo, sus antropometrías, cosmogonías y pinturas de fuego, además de fotografías, cartas y dibujos que te demostrarán que Klein fue más que el azul, fue un parteaguas indispensable para el arte contemporáneo.
Retrato de Yves Klein en el estudio del fotógrafo Charles Wilp, Düsseldorf, 1961
Foto © Charles Wilp / BPL, Berlin
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No te pierdas esta exposición desde el 26 de agosto hasta el 14 de enero de 2018, más información en el micrositio de la exposición Yves Klein.
METADESCRIPCIÓN: El MUAC presenta la primera exposición retrospectiva de Yves Klein en México como un homenaje a la obra de este revolucionario artista.
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