Si pudiéramos materializar todo lo que existe en nuestra mente veríamos un mundo construido con formas y colores poco convencionales; nos olvidaríamos de la absurda cuadratura gris de los edificios e iríamos a explorar todo lo que esa nueva realidad tiene para ofrecernos
¿Nos merecemos tener ese mundo? Definitivamente.
Si nuestra mente ya pudo concebirlo, es un hecho que –en algún punto– todas esas formas y estructuras multicolor ya son nuestras. Las hemos tocado, sabemos que están ahí…
Pensar, sin embargo, que seremos los mismos estando ahí es completamente falso, dentro de estas abstracciones nos configuraremos como astronautas psicodélicos que viajan a nada más que a su propia mente. Cruzaremos un umbral que lo mismo puede ser la vida misma o la camiseta tie dye de un hippie que escapó de los sesenta para vivir por siempre en esa eternidad tántrica a la que siempre aspiró llegar a través de la música, las drogas o la meditación. Él, al igual que tú, estaría cumpliendo su propio sueño a en una realidad distante a ésta…
Recuéstate un momento y piensa. Todas esas imágenes, la música que las acompaña y todo lo que te provoca verlas, ¿quisieras que se convirtieran en parte de tu rutina? Considéralo de nuevo y piensa en qué es lo que los hace realmente especiales; no fueron sus formas ni habitantes, sino el hecho de que podías escapar de ahí cuando la monotonía de éste comenzaba a estrangulare; justo en el momento en que ya no podrías continuar llorando, apareció este universo que te llenó de paz. Los sueños son eso por lo que luchamos todos los días, si pudiéramos cumplirlos todos entonces ya no tendríamos razones para seguir viviendo.
Al notar esta evidente fragilidad del mundo onírico, el tatuador David Cote se ha dado a la tarea de traducir a través de sus diseños todos los frutos de estas mentes que han creado dichas realidades distantes, pero tan poderosas que ante su imposibilidad de existir merecen ser recordadas, al menos como una muestra del alcance de la mente humana y de todo lo que hace para mantenernos vivos y con las ganas de continuar existiendo.
Desde rostros decosntruídos, hasta criaturas que más bien parecen salidas de un cuento de hadas, este artista canadiense le otorga un nuevo significado a la mente. Sus trazos reflejan cuán alejadas queremos estar las personas de las formas convencionales que nos arrastran a la miseria y la manera en que nuestros pensamientos, fuentes de toda claridad, nos permiten asimilar todo eso que nos hace mal para eliminarlo o convertirlo en magia.
Finalmente, todos esos sueños están siempre acompañándonos; ya sea creándolos en nuestra mente o llevándolos como tatuajes sobre nuestra piel, es nuestra labor nunca olvidarlos para que —si es que algún día somos capaces de cruzar los umbrales del pensamiento— podamos recorrerlos hasta el último de sus rincones y de esa manera convencernos de que todo el sufrimiento que nos ha causado esta realidad ha servido de algo.
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Si quieres seguir el trabajo de David Cote, puedes seguirlo vía Tumblr.